El componente político no se puede descontar en la victoria de Xiomara Guante en las elecciones de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP). Era uno de los factores que de una forma u otra más gravitó en el proceso.

Pero la victoria, por más significativa que resulte, no debería ser asumida como un cheque en blanco para relegar los intereses gremiales frente a las ambiciones partidarias.

Dejaría mucho que desear que una veterana gremialista confunda las perspectivas de su lucha. La ADP tiene que rescatar su rol tanto en la lucha para mejorar las condiciones de trabajo de sus miembros como para elevar la calidad de la enseñanza.

A Guante se le presenta una magnífica oportunidad para despolitizar la ADP y convertirla en un gremio que, al margen del interés partidario, privilegie tanto los derechos de los profesores como de la comunidad educativa.