Ángel Hernández podrá fracasar como ministro de Educación por cualquier otra causa que no sea falta de conocimiento para mejorar el sistema de enseñanza.
Como veterano en las lides educativas y con estudios que respaldan su imagen, Hernández ha dado a conocer sus prioridades para garantizar la calidad de la enseñanza.
No se propone una revolución ni transformar el modelo educativo, sino simplemente que los niños aprendan a leer y escribir bien en los grados de primero a cuarto de la primaria.
Pero concomitantemente considera necesario fortalecer la educación para el trabajo, el inglés como segunda lengua, la programación en todos los cursos, la educación ciudadana y la formación de docentes.
A grandes rasgos esos elementos resumen, sin mucha retórica, la base primordial de la educación básica, que por demás dispone de recursos en abundancia.