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Orlando Gómez

Hace casi 10 años del debate nacional alrededor de Loma Miranda y su explotación, el cual culminó luego de que el Congreso aprobara una ley que pretendía declarar la zona en un parque nacional y este fuera vetado sensatamente por el entonces Presidente Danilo Medina. Mucho ha cambiado en el mundo desde entonces, entre las cosas que han cambiado se incluye el precio del níquel que si bien en aquel tiempo rondaba los USD$ 13,000 por tonelada hoy, al momento de escribir este artículo, asciende a USD$23,000 por tonelada. Mi propuesta es permitir la explotación minera del níquel en Loma Miranda.

Otras cosas también han cambiado desde entonces. La población dominicana luce tener menos aversión hacia la minería, quizás porque la exportación minera de Pueblo Viejo por parte de Barrick Gold no degeneró en el apocalipsis ambiental que vaticinaban sus detractores, quizás porque la minería se ha convertido en una de las fuentes más importantes de ingresos para el Estado (probó ser esencial durante la crisis de la pandemia) o quizás porque esta hoy representa el 4% del PIB del país.

Durante el debate de aquel entonces, Pelegrín Castillo, quien fungía como Ministro de Energía y Minas, declaró que el yacimiento de níquel en Loma Miranda ascendía a 18 millones de toneladas. No he podido comprobar ese número en otras fuentes, pero de ser cierto, significa un potencial económico para el país comparable al de la mina de oro en Pueblo Viejo.

El evento que disparó el precio del níquel en estos años ha sido la creciente masificación de los vehículos eléctricos y las baterías para almacenamiento de energía, lo que seguirá ocurriendo de forma exponencial en las próximas décadas, por lo que la explotación estaría ocurriendo en un ambiente de precios muy favorable para el mineral a lo largo de toda su explotación en Loma Miranda.

Dado al historial de este tema en la República Dominicana me parece razonable que el Estado busque términos más favorables para el país como condición de autorizar la explotación.

Entiendo que deberíamos atrevernos a exigir que una porción significativa del refinamiento se haga aquí y buscar compromisos para promover en el futuro la construcción de baterías para el almacenamiento de energía y producción de vehículos en nuestro territorio, debiendo considerarse cualquier ajuste impositivo o arancelario que faciliten esas iniciativas.

La minería es hoy un componente importante de la economía dominicana, y debemos aprovechar las oportunidades que nos brindan los mercados respecto de los minerales que tenemos en nuestro pedazo de esta isla.

Agrego que, como lo propuse en un artículo anterior, debemos crear un fondo soberano utilizando parte de los ingresos derivados de la minería, para que los frutos de esta explotación puedan ser disfrutados por generaciones futuras, y así lo extraído de Loma Miranda y Pueblo Viejo nos rinda por décadas y décadas.

El Nacional

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