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Orlando Gomez

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En nuestro país entre 200 y 400 extranjeros adquieren la nacionalidad dominicana cada año, cumpliendo el procedimiento ordinario de naturalización previsto en la ley. Para un país que está marchando aceleradamente hacia una tasa de nacimientos por debajo de los 2.1 nacimientos por mujer, esa cantidad de naturalizaciones al año no va a ser suficiente para mantener el crecimiento poblacional que necesitamos.

Es por ello que en esta ocasión propongo no solo revisar la ley actual de naturalización, para hacer aún más sencillo el proceso, sino que el Estado promueva el proceso de naturalización de las personas radicadas en la República Dominicana.

El proceso de naturalización en la República Dominicana se rige bajo la ley 1683 del 21 de abril de 1948, solo por el tiempo desde su entrada en vigencia esta amerita una revisión, pero más aún debemos revisarla porque, no obstante lo relativamente sencillo que se define el proceso de naturalización en esta, en la práctica muy pocas personas la utilizan para acceder a la nacionalidad dominicana y los beneficios que derivan de esto para quienes viven dentro de nuestro territorio.

En ocasiones anteriores ya he sugerido que como país debemos liberalizar nuestras políticas estatales en inmigración y respecto al tratamiento de refugiados, pero no basta con hacer su entrada y residencia un poco más sencillas sino vamos al siguiente paso natural y apostamos a, en el largo plazo, facilitarles su estadía permanente en nuestro país y hacerles parte de nuestro pueblo, y en efecto hacerlos dominicanos como todos nosotros.

Naturalizar a nuestros inmigrantes facilita de forma significativa su integración en nuestra economía y hacerles participantes activos en sectores como educación, salud, minería, construcción, agricultura, entre otros, donde sus talentos y conocimientos pueden complementar los que ya tenemos en la población autóctona para poder elevar la calidad de nuestra oferta en cada uno de esos sectores.

Más aún, debemos ser capaces de motivar en esos inmigrantes el deseo de naturalizarse y ser parte de nuestra nación como dominicanos. Un poco menos del 10% de la población en nuestro territorio es inmigrante, lo que es una cantidad significativa. Debe movernos a preocupación que solo una proporción insignificante de esta busque activamente adquirir nuestra nacionalidad, debemos indagar los motivos y tomar las acciones necesarias para motivar y estimular la nacionalización de esos inmigrantes, incluyendo, pero no limitado, a ofrecer una amnistía a aquellos inmigrantes que por una razón u otra se encuentren sin documentos dentro de nuestro territorio.

Lentamente estamos evolucionando a ser un país de crecimiento poblacional negativo, pero al mismo tiempo vamos en camino a ser un país de flujos migratorios netamente positivo. Debemos tomar la coyuntura para aprovechar la oportunidad positiva que se nos viene presentando para contrarrestar el reto negativo que está derivando de nuestro desarrollo. Aprovechemos el activo que la miopía hace que otros países rechacen, no solo por nuestras necesidades presentes sino por lo que indefectiblemente se nos va a venir en el futuro.