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La semana pasada Andrés Dauhajre Hijo en su columna en el periódico El Caribe escribió sobre los 10 retos dominicanos, planteando unas 10 propuestas de corto, mediano y largo plazo que a su juicio son de alta importancia para el futuro del país. Hay una en específico que me gustó y deseo secundar en esta ocasión, y es la contratación de personal docente extranjero para la capacitación de profesores.
Comparto la preocupación de Dauhajre respecto de la calidad de educación que hoy reciben cerca de 2 millones de niños y adolescentes en nuestras escuelas y el impacto que pudiera tener esto en nuestro futuro. Si vamos a crecer como país, y si vamos a crear una sociedad que pueda brindar bienestar a todos o a la mayoría de las personas que la componen, necesitamos una ciudadanía bien educada y formada, capaz de construir y mejorar de forma continua la nación.
Más de 10 años del 4% del PIB en educación, predeciblemente, nos ha dado muy poco que celebrar respecto de su calidad. No obstante la capacitación continua de docentes existe y se realiza en la actualidad, esta claramente ha demostrado ser muy poco efectiva y los resultados que estamos obteniendo de nuestros docentes son estudiantes pobremente educados.
Favorezco considerar la contratación masiva de personal extranjero para no solamente capacitar a nuestros docentes, sino para incorporarse como parte de ese cuerpo. No creo que nuestros docentes sean unos incapaces o que “lo dominicano es malo”, lo que sí siento es que después de una década arrojándole un dineral a la educación ya es tiempo, no de copiar de otros países, sino de aprovechar de las experiencias individuales de personas que han ejercido en otros sistemas, para moldearlas a nuestras necesidades y construir nuestro modelo aprovechando de nuestras experiencias.
Para ese fin sugiero crear un programa de contratación de profesores en el extranjero, que incluya un “fast-track” para la residencia permanente y la nacionalización de esos profesores y sus familias. El programa debe considerar el preservar y continuar los aportes en planes de pensiones y servicios de salud a los que ya se encuentren afiliados esos docentes si así lo desean, o facilitar su acceso a este tipo de planes.
Se les debe dar la opción de poder acceder a viviendas a tasas hipotecarias atractivas y de largo plazo, lo que reforzaría los vínculos de esos docentes al país. La escala salarial debe reflejar el tipo de docente y la especialidad que como país necesitamos, y se debe incluir incentivos a la investigación y desarrollo con bonos por los trabajos de esa naturaleza realizados por estos en el país.
La ejecución del plan debe ser atrevida y provocativa, y requerirá la participación de múltiples Ministerios para lograr su efectividad. El mismo no debe dirigirse a un grupo o nacionalidad específica de docentes, sino a todos atendiendo a su capacidad. La idea no es conseguir docentes o sustituir a los maestros dominicanos, el objetivo es comprar experiencias para desarrollar las nuestras y construir nuestro propio modelo de éxito en la educación.