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Orlando Gómez

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República Dominicana es uno de los países latinoamericanos más afectados por el fenómeno de la fuga de cerebros, donde parte de su capital humano capacitado se va del país en busca de oportunidades en el extranjero. Este problema tiene muchos componentes estructurales que deben ser atendidos para corregirlo, pero en esta ocasión deseo proponer un incentivo al retorno, que aunque no creo resuelva el tema, pudiera servir para iniciar la conversación.

La mayor parte del enfoque respecto al problema de la fuga de cerebros se centra en preservar a aquellos que aún mantienen algún lazo con el país, sea a través de becas o programas especiales, lo que en parte ya da por perdidos aquellos cerebros que no tienen esos lazos. Entiendo que debemos hacer esfuerzos para recuperar ambos.

No sólo esas personas servirían como capital laboral en las empresas de nuestro país, impulsando la innovación, aumentando la productividad y profesionalizando la labor, sino que tienen un alto potencial de crear nuevos negocios y emprendimientos que servirían como fuente adicional de empleos en nuestra economía.

Teniendo esto en consideración, resultaría conveniente al Estado crear un incentivo para el regreso de ese tipo de personas estableciendo un crédito fiscal de hasta un 25% del impuesto sobre la renta que pagarían anualmente estas personas por al menos 10 años contados a partir de su retorno. Incluyendo a las rentas derivadas por el pago de dividendos y las aplicadas en retenciones.

El Estado puede establecer criterios razonables para determinar la elegibilidad para este tipo de beneficios, pero debe tener claro que esto no implica un gasto nuevo sobre lo que ya recauda, esto implica ofrecer un crédito sobre una renta que está recaudando que no existiría si no se produjera el retorno de esas personas.

Establecer este y otros incentivos para el retorno de dominicanos que actualmente se encuentran en el extranjero van a ser medidas ineludibles para hacer frente a nuestro problema de fuga de cerebros, cuyo costo de oportunidad en el largo plazo para nosotros como país es particularmente elevado.

Personalmente entiendo que la capacidad de la República Dominicana para atraer personas a trabajar e invertir dentro de nuestras fronteras va a definir nuestro futuro y el desarrollo de nuestra nación. Es por ello que antes de poder soñar en atraer a cerebros extranjeros a que lo hagan en el país, debo referirme primero a los nuestros que ya se fueron.

Por: Orlando Gómez
orlando.gomez@gmail.com

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