José Pimentel Muñoz
Con palabras sencillas pero que producen impresión en el ánimo, el administrador de la empresa Egehid describió hace algunos días la situación que se presenta en el corazón del Cibao con el mayor río del país -el Yaque del Norte- sometido a contaminación y necesitado de mayor atención y cuidado.
En una actividad con representativos de Jarabacoa y La Vega, Angel Rafael Salazar Rodríguez abundó en un problema conocido desde hace mucho, pero no enfrentado en ninguna época con la energía y los recursos debidos.
Para los que seguimos sus palabras, resultó satisfactorio saber, primero, que se está planteando públicamente el tema, renovando su vigencia y, segundo, que se va a iniciar un trabajo concreto que constituye «un granito de arena» en el orden de las acciones necesarias.
El funcionario arrancó mencionando el panorama que observan los dominicanos cuando viajan a países desarrollados donde se registra un manejo adecuado de las riberas y el caudal de los ríos.
Allí los dominicanos se dan cuenta del grave problema que tenemos con nuestras fuentes de agua por una situación histórica de mala educación, manejo inadecuado, no aplicación de la ley y clientelismo.
En este momento, consideró, «nos toca a nosotros caminar hacia la forma correcta en que los países desarrollados manejan los ríos, que son fuentes de desarrollo, recreación y hasta inspiración».
Fue ahí cuando aludió al río Yaque del Norte, diciendo que cuando sus aguas crecen por aguaceros en su zona de nacimiento, se ve en todo su trayecto -sobre todo en Santiago- la gran cantidad de basura y plásticos que mueve.
En esas ocasiones el comentario en general es que esos desperdicios se originan en Jarabacoa. Por esa razón, dijo, la Egehid decidió auspiciar el Plan de Gestión Integrada para la Mejora en la Calidad y Cantidad del Agua del Río Yaque del Norte.
