Al anunciar que no solicitará la prolongación del estado de emergencia, que concluye el 1 de julio, el Gobierno sintoniza con la realidad. Al margen de cualquier otro factor, a días de unas elecciones, por más colmadas de incidentes, no era prudente solicitar la extensión de un toque de queda ni limitar más las actividades de la ciudadanía.
No se trata ni siquiera de si el balance de las sucesivas prórrogas del estado de excepción ha sido positivo o negativo, sino de que la realidad demanda menos restricciones a la población.
Más todavía cuando las circunstancias que rodean la última extensión dejaron un sabor amargo en muchos sectores al ser resultado de negociaciones políticas.
El presidente Danilo Medina ha captado el sentir social al terminar un estado de emergencia que además limitaba el proselitismo de los partidos de cara a las votaciones del 5 de julio.
El Nacional
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