Opinión

PUNTOS… Y PICAS

PUNTOS… Y PICAS

Carlos Manuel Estrella

Periodista y ciudadano

En septiembre de 2008 fui distinguido al escogerme para presentar el libro “El legado de un periodista. Radhamés Gómez Pepín”, que compila testimonios, vivencias y actuaciones en una vida que sobrepasaba medio siglo como referente para la historia del periodismo desde Era de Trujillo hasta hoy.
Aquel acto me permitió juicios y valoraciones sobre el hoy fallecido director de El Nacional en base al trabajo compilado por los periodistas Domingo del Pilar y José Rafael Sosa que reunía aspectos dispersos de su vida y ejercicio, con percepciones de personas cercanas. Hoy los comparto.
Parte de los calificativos que acompañaron su vida fueron dedicación, perseverancia, justicia y solidaridad, responsabilidad, honradez, sensibilidad, humildad, seguridad y estabilidad, ejemplo de integridad y honorabilidad, de acuerdo con sus siete hijos.
Radhamés fue autodidacta y maestro, un rebelde con causa para cumplir la misión de informar al pueblo veraz y oportunamente, sin asueto ni por imposiciones legales, orgulloso de considerarse mejor padre que periodista.

Fue hombre sensible ante la dificultad humana, solidario, discreto, jocoso, anecdótico, ameno, de decisiones firmes como dejar alcoholismo y tabaquismo, estricto, amigo leal, propiciador del reencuentro familiar y búsqueda del pariente perdido, con su medio al servicio de la comunidad.

Promotor de éxitos, aspiraciones y desdichas de la diáspora dominicana, rabioso defensor de nacionalidad y soberanía en todos los sentidos, sin patrioterismo, parecía obsesivo Quijote contra molinos de viento.

Este autodidacta de la “vieja guardia” del periodismo dominicano fue, paradójicamente, de los más “fiebruses” cibernautas informativos, fue creativo e ingenioso en la titulación, en sintonía con la idiosincrasia de la gente.

Radhamés fue orgulloso hijo de Santiago, defensor de sus tradiciones, el más santiaguero de los santiagueros fuera de ciudad, con posturas firmes y de compromiso ético que reflejaba su pluma y línea informativa y editorial de El Nacional.
Como solíamos llamarmos mutuamente “ciudadano”, fue un paradigma. EPD.

El Nacional

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