Ha trascendido que la República de Haití, se está tejiendo una urdimbre bien hilvanada para provocar, por cualquier vía, una avalancha de haitianos hacia nuestro territorio, sea a través de subterfugios legales, acciones turbias para dotar de documentos que acrediten de legalidad a los inmigrantes o través de una estampida de personas, supuestamente huyendo de la violencia que provocan las pandillas armadas, cuya última execrable barbarie, fue quemar a trece personas vivas en plena avenida de su capital, Puerto Príncipe.
El murmullo de los planes siniestros se conoce más de esta aseveración en algunos países que en nuestro propio territorio, y una revelación contundente la hizo la ex-candidata presidencial de Francia, Marine Le Pen, quien afirma que la invasión territorial haitiana es organizada y programada para reemplazar a la población dominicana, subrayando que la República Dominicana no tiene capacidad para asimilarlos a todos los inmigrantes.
La líder política francesa, que lidera la segunda fuerza electoral de su país, pronostica que al registrarse una invasión de tal magnitud ocurrirá un conflicto racial sin precedentes cuando los dominicanos vean su realidad, vaticinando que se registrará una guerra, cuando el pueblo dominicano despierte de su modorra.
La ONU, un organismo infuncional que no aporta soluciones a ningún conflictivo, sino que lo agrava, acaba de emitir un nuevo comunicado para solicitar a los países de América Latina y del Caribe suspender los retornos forzados y adoptar medidas para proteger a los haitianos que se desplazan por la ola de violencia que existe en Haití, comparable con los conflictos armados de otras naciones, lo que origina un estado de emergencia.
Y que descaro exhibe la ONU, al tratar de establecer un pararelismo entre el salvajismo de nuestros vecinos a la lucha por reivindicaciones de los pueblos que se rebelan contra el sistema.
La ONU le ha pedido a Las Bahamas, Mexico, Islas Turcas, Caicos y República Dominicana suspender las expatriaciones de haitianos, y solamente el primer país respondió que no acogerá a ilegales en su territorio.