El silencio sigue a la muerte, algunos lo manifiestan con sollozos, con lágrimas, pero lo cierto es que el silencio sigue después de unos días. Cada rincón donde vivió, la ropa que utilizó y el perfume que usaba, con el olor de su cuerpo cuando vamos a dormir, hace que lo sintamos junto a nosotros.

Si nos duele la partida de un familiar suele dolernos la partida de un amigo sincero. Cuando nos abandonan nuestros amigos siempre estaba presente ese que era el verdadero y ese lugar es muy difícil de ocupar por otro, pues ese fue el verdadero.
No hay melodía y letras mas tristes que cuando escuchamos los versos de “Cuando un amigo se va”.
“Que tristes y solos se quedan los muertos…”, nos decía Gustavo Adolfo Becker en una de sus rimas. ¡Sí! Muy solos y tristes se quedan. Los familiares se van, los compañeros del barrio, “Los que fueron”, regresan a su vida. Todos siguen su curso, a su quehacer diario.

“Niño Grande” como le decían, fue un joven alegre que soñó hasta su último día con lograr ser un verdadero artista y se fue sin lograr su sueño, murió en una tierra ajena: Bahamas. Y murió por manos extranjeras. Tantos artículos que he escrito desde hace 10 años y me es muy difícil juntar palabras para expresar mis deseos.

Solamente me queda decir: “¡Qué, que tristes y solos se quedan los muertos!”