Santo Domingo.- A lo largo de la historia el rol de la mujer siempre estuvo inclinado en su función como esposa y madre, imagen que ha cambiado drásticamente en las últimas décadas en la que han demostrado su capacidad para desempeñar incluso, trabajos comúnmente hecho por los hombres.
Es así como muchas mujeres, en su mayoría mamás, motivadas por el deseo de desarrollo y mejor porvenir, han tomado el volante y ahora facturan para ellas y sus familias.
Fueron esas las principales razones que en el año 2018 llevaron a Xiomara Castillo hasta la Oficina Metropolitana de Servicios de Autobuses (OMSA), donde quería ingresar como cajera pero su destino era el de ser chofer.
“Entré acá por una necesidad realmente. Mi idea era solicitar como cajera porque en ese momento estaba pasando por un mal momento y luego, estando en la fase de entrenamiento para ese puesto me dijeron que estaban capacitando a las cajeras para ser chofer”, contó la joven de 35 años de edad, quien al principio no estaba del todo convencida.
Manifestó que su madre y su abuela la motivaron para que aceptara lo que ella consideraba un reto, “yo no estaba muy convencida porque para mí eran bastante peligrosos esos vehículos muy grandes, pero gracias a Dios sí pude, y aquí estamos”.
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Tras ser validada, inició en el corredor de la Avenida Máximo Gómez, en su momento habilitado solo con conductoras femeninas.
Ya han pasado cinco años en los que se levanta a las 3:30 de la madrugada para dejarle todo preparado a sus tres hijos, de 14, 6 y un año de edad, y estar a tiempo en su módulo para a las 5:50 de la mañana iniciar su recorrido de siete vueltas, ahora en la ruta C-17, en La Nueva Barquita.
Aunque dice que ha podido equilibrar su rol de madre y el de chofer de transporte público, reconoce que sigue siendo difícil el dejar a sus niños cada madrugada mientras duermen.
“Ya son varios años en este trabajo, mis hijos saben lo que hago, ya están acostumbrados, la mayor por ejemplo cuando le cuentan que se montaron con una mujer y la describen, dice -esa es mi mama-”, dijo a El Nacional.
Asegura que, cuenta con el aprecio y respeto de sus compañeros, así como de los pasajeros que diariamente abordan la guagua que maneja, “soy la niña bonita de mi corredor, gracias a Dios nos llevamos muy bien”.
Logros
Con aparente satisfacción cuenta que, este trabajo le ha permitido suplir las necesidades básicas de su casa y terminar la carrera universitaria que durante largo tiempo pausó por falta de dinero.
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“El pasado mes de enero me gradué de la licenciatura en hotelería y turismo en la Universidad O&M, que por mis escasos recursos no había podido terminar. De hecho, al reingresar tuve que retroceder al séptimo cuatrimestre porque tenía mucho tiempo que la había dejado”.
Sin embargo, dice que su anhelo es poder montar su propio negocio para estar más tiempo con sus hijos, pues entiende que dedicarse a su profesión la alejaría de ellos.
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Exhortó a las madres a creerse capaces de lograr lo que se propongan, a no ponerse limitaciones y luchar por sus sueños.
Transporte Escolar
Cecilia Deyanira Silva es otra madre al volante que ante la necesidad de llevar a sus hijos al colegio, vio la oportunidad de generar ingresos al transportar a otros niños en Santo Domingo Este.
“Cuando me mudé en esta zona, dos de mis hijas estudiaban por aquí mismo y yo las llevaba en un carrito que tenía, luego vendí ese carrito y compré una guagua, ahí transportaba a mis hijas y le daba servicio a los demás”, cuenta la mujer de 51 años.
Deyanira, como todos la conocen, dice que no ve este oficio como un trabajo sino como algo “relax”, tanto que pretende seguir en ello a pesar de que ya su hija menor termina el colegio este año.
“Ya una de mis hijas terminó y la otra termina este año pero yo seguiré mi faena normalito. Son casi 9 años en esto, bregando con pequeños de diferentes edades y me gusta porque tengo sangre para eso”, dice al contar con orgullo que muchos de ellos la llaman “tía”.
Hoy día sus hijos tienen 32, 25 y 17 años de edad, por lo que sus tareas en la casa no son tan demandantes, aun así, se levanta cada día a las 5 de la mañana para preparar el desayuno y junto a hija menor, salir al primer recorrido en dirección al primero de dos colegios al que lleva los estudiantes.
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“Luego de que nos preparamos (su hija y ella) salimos a hacer el recorrido de los estudiantes que van a su mismo colegio, después hago otra ruta donde busco a otro grupo de menor edad para llevarlos a otro colegio”, describe.
Ambos grupos suman unos 20 estudiantes los que lleva diariamente a su centro de estudios, algunos los transporta desde su primer año de colegio lo que la hace estar agradecida con la confianza que los padres depositan en ella.
“Soy madre y aprecio la confianza que los padres depositan en mí para transportar a sus hijos, yo siempre procuro estar en contacto con ellos, hasta tenemos un grupo de WhatsApp, siempre estamos comunicados”.
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Sostuvo que, a diferencia de otros transportes escolares, ella logra mantener completo durante todo el año escolar a su grupo de niños, lo que le permite tener ingresos fijos mensualmente con lo que cubre sus propios gastos.
Agregó que, el trabajo que realiza le exige ser responsable y cuidadosa pues además de recoger puntualmente a los pequeños para llevarlos al colegio y regresarlos a sus casas, se desenvuelve con prudencia en la calle para no correr peligro.
“A veces hay personas en la calle que ven mis acciones al manejar y cuando ven que es una mujer, se sorprenden”, precisó.