Opinión

QUINTAESENCIA

QUINTAESENCIA

Rojas Nina y la paz

El inconmensurable José Martí, con su certero lenguaje de profeta bíblico, afirmó: “Honrar, honra”. Y no se equivocó. Para reconocer la grandeza de un ser humano, primero hay que tenerla o sentirla como el aleteo de un águila metida en el pecho. Así debieron sentirse los dirigentes deportivos y comunitarios que declararon con justeza probada al doctor Porfirio Domingo Rojas Nina como “Hombre de la Paz 2014”.

Ellos merecen todo nuestro apoyo y reconocimiento. Son los representantes de la Fundación San Juan Bosco, con don Moisés Lembert a la cabeza; la entidad Esencia, que la preside el señor Juan Valdez Mena; la Asociación Nacional de Ligas y Clubes, capitaneada por el ciudadano Junior Áreas Noboa, quien también cumple funciones en el Ministerio de Deportes y es el presidente de la Federación Dominicana de Esgrima, y el Comité Permanente de Viejas Glorias del Béisbol Dominicano, dirigido por el veterano abogado, doctor Bienvenido Montero Santos.

Don Porfirio Domingo Rojas Nina es acreedor de todos los honores que una sociedad puede otorgarle a un ciudadano ejemplar. La trayectoria de su vida lo convierte en un paradigma de hombre público. Es un jurista consagrado y un abogado de fuste. Ha vivido comprometido con las mejores causas de su pueblo. Y no se ha amilanado cada vez que ha tenido que jugársela por lo que cree y por lo que su patria necesita. Su solidaridad siempre es militante y sin reservas.

El día que en la República Dominicana se haga la historia de la lucha por los derechos humanos, el nombre del doctor Rojas Nina brillará con el esplendor de los prohombres. Sus combates y desvelos al lado de los que sufren están grabados de manera indeleble en la memoria del pueblo.

Ciertamente, el recuerdo de los aportes de don Porfirio será imperecedero. Merece permanecer grabado en el mármol eterno de la conciencia popular.

Sus dotes de intelectual, escritor, poeta y visionario, cimentados en una sólida cultura general, que supo beber en las fuentes de los clásicos griegos y latinos, como de manantiales cristalinos, le han permitido desarrollar su don de gente y el carácter pundonoroso que le distingue.

Los que hemos tenido la dicha de tratarlo, o el privilegio de ser sus amigos, sabemos que nuestras vidas mejoraron con el influjo de la hombría de bien de don Porfirio. Los grandes espíritus tienen esa cualidad: saben irradiar bondad y fraternidad, como el sol irradia luz, a todos los que le rodean. Nadie que se haya relacionado con el doctor Rojas Nina puede olvidar que trató con un hombre de cultura universal y de espíritu completo.

El doctor Rojas Nina supo ocupar cargos públicos para servir a su comunidad. Sus aportes en la entonces Secretaría de Estado de la Presidencia, en la Defensa Civil, en la Autoridad Portuaria y en el Alto Comisionado de los Derechos Humanos constituyen pruebas fehacientes de su vocación de servicio social.

Don Porfirio, “Hombre de la Paz 2014”. Felicidades!!!

El Nacional

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