Editorial

Racionalidad

Racionalidad

El presidente Danilo Medina ha dispuesto posponer la aplicación del nuevo impuesto a la circulación de vehículos para evitar, según dijo, que la economía se desacelere, sabia decisión que también se traduce en merecido alivio a una clase media lacerada por la voracidad impositiva.

Esa revocación presidencial evitó un previsible riesgo de incendio en la pradera social ante la clara imposibilidad de cumplir con ese draconiano tributo, con el cual el Gobierno pretendía recaudar unos mil 300 millones de pesos.

En honor a la verdad debe decirse que el Presidente ha ofrecido sobrada muestra de que sabe escuchar y ponderar quejas o mensajes que la población emite sobre problemas que provocan perjuicio o escozor, como sin dudas lo fue el intento de aplicar un impuesto desproporcionado por la renovación de marbetes.

Es injusto atribuir el aplazamiento de ese gravamen solo al temor de que se produjeran resabios sociales, similar a las manifestaciones que se escenifican en Brasil en contra de un impuesto aplicado a los precios del transporte público, toda vez que el presidente Medina ha atendido reclamos colectivos sin tener daga sobre el cuello.

Para citar algunos ejemplos se menciona la decisión del mandatario de dejar sin efecto una posible negociación de compra por parte del Estado de predios en Bahía de las Águilas, adquiridos de manera fraudulenta y la objeción oficial a la explotación de Loma Miranda y la renegociación del contrato minero con Barrick Gold.

En cada uno de esos casos, el presidente Medina escuchó y atendió la opinión mayoritaria de la población que siempre estuvo cónsona con los mejores intereses de la nación, por lo que esas experiencias ayudaron a consolidar el criterio de una democracia participativa.

Es obvio que se producirán situaciones de disparidad de criterios entre Gobierno y población a causa de la ejecución o aplicación de medidas que en principio podrían afectar a amplios núcleos sociales, pero que las autoridades entiendan imprescindible ejecutar. En tales casos, se requerirá de comprensión compartida.

Esta vez, los lauros van dirigidos al presidente Medina por disponer la posposición del aumento al impuesto por renovación de marbetes, un despropósito impositivo que provocaría desaceleración de la economía y causaría problemas de ingobernabilidad. Ojalá que ese impuesto nunca se aplique.

El Nacional

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