El subsidio que otorgará el Gobierno a los adquirientes de los 180 apartamentos que conforman el lujoso residencial El Progreso, en el sector Los Cacicazgos, no ha tardado en erigirse en piedra de escándalo. Con un déficit habitacional que se calcula en un millón 200 mil unidades, el presidente de la Asociación de Constructores y Promotores de Vivienda (Acoprovi) cuestionó que el Gobierno levante proyectos para sectores privilegiados. Y, para colmo, que los subsidie. Desde el primer momento el proyecto habitacional, conformado de tres torres de 17 niveles, ha generado las más variadas conjeturas. El proyecto representó, de acuerdo con expertos, el 25 por ciento de la inversión hecha por el Instituto Nacional de la Vivienda (INVI) en los últimos cinco años. El costo de cada apartamento, que consta con las más modernas instalaciones, ronda los 7.3 millones de pesos. Fermín Acosta, de Acoprovi, criticó que además de convertirse en un competidor del sector privado, el Gobierno construya apartamentos de lujo para favorecer a grupos privilegiados. Dado que según la directora del Invi se ha iniciado el proceso para adjudicar las unidades es necesario que se proceda con la más absoluta transparencia y se contemple la recuperación de la inversión.
Velo de misterio
Si la investigación sobre la desaparición y muerte del niño Rafael Eduardo Jourdain todavía es cubierta de un velo de misterio, el caso de una colombiana que se desempeñaba como gerente de grupos del parque temático Manatí, en Bávaro, va por el mismo camino. Tan inconcebible es que la Policía no haya establecido responsabilidades sobre la muerte del infante de cuatro años, quien fue dado por desaparecido de su residencia en el sector Invivienda el 14 de abril y en encontrado muerto tres días después en los márgenes del río Isabela, como el hecho de que desde hace 11 días nada se sepa sobre el paradero de Maribel Buriticá. La colombiana, de 34 años y madre de dos niñas de 10 y nueve, fue vista por última vez el viernes cuatro a bordo de su carro, un Honda Accord, cuando salió de la plaza San Juan, en Punta Cana. Como presunto sospechoso de su desaparición se ha mencionado al canadiense Gordon Wilson, pero éste se marchó del país cinco días antes de denunciarse el caso.