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Raquel Arbaje

Raquel Arbaje

José Café

Con mucho dolor leí el desmentido de la pPrimera dama, economista, Raquel Arbaje sobre un tuit donde le adjudican una línea área. El mismo está complementado con el más inapropiado de los calificativos y sin fundamento además.

Se puede entender que por asociación está en política y sin importar lo honesta y transparente que pueda ser, siempre le caerán algunas miserias; pero no todo se vale. Quien se aventura a pensar de esa manera sobre ella es porque ni siquiera le ha visto la cara. Solo de verla, lo primero que aflora en la mente es que se está frente a una santa.

Para la veracidad divina, el santo no es aquel que ni siquiera rompe un vaso sino quien asume una posición considerada justa. En el reino de Dios no hay cabida para los tibios. Siendo gerente de relaciones internacionales de CODETEL, hoy Claro, conocí a Raquel a finales de los años 80`s. Buscaba un par de recién graduados dentro de un excelente programa de pasantías que tenía la empresa.

Entre los curriculums que me envió el departamento de personal, me gustaron dos. Uno era el de Raquel Arbaje porque tiene un coeficiente de inteligencia (IQ) de 152 y el otro pertenecía a una prima de ella con capacidades similares. Las entrevisté, me convencieron y las escogí.

Observé en las dos unas calidades difíciles de superar. En el plano laboral, sin necesitar del dinero ni el puesto para comer, trabajaron como las mas hambrientas y terminaron ganándose su contratación permanente a pulso. Entre trabajo y trabajo, pude percibir y sentir que Raquel irradiaba una especie de destello de justicia que me marcó para siempre. Tuve la oportunidad de contárselo a su señora madre durante una parada que hice en una de sus tiendas de la avenida Duarte.

Lamento que por decisiones políticas, familiares o de cualquier otra índole se haya decidido estructurarle un despacho limitado. Muchos dominicanos vulnerables, necesitados y sin voz se están perdiendo su inteligencia, bondad y sentido de justicia.

En la cabeza y el cuerpo de Raquel no hay espacio para las cosas mal hechas. Ha llegado a ser la primera dama con los bienes materiales que posee y eventualmente dejará de serlo con igual o menos, pero nunca con más.

Por: José Café
robert539@hotmail.com

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