1 de 5
Los restos de Alonso de Ojeda, un patrimonio histórico de República Dominicana, que desaparecieron misteriosamente de las Ruinas de San Francisco tras la Guerra de Abril de 1965, reposan en un museo en Ciudad Alonso, estado de Zulia, de Venezuela.
Ninguna autoridad dominicana de las responsables del patrimonio nacional, en el espacio de 51 años que data de la desaparición de la urna se ha pronunciado al respecto, tampoco ningún oficial cultural se ha preocupado por hacer una reclamación.
Ni siquiera el doctor Joaquín Balaguer, quien asumió los destinos del país el 16 de julio de 1966 y quien era un reconocido hispanista y amante de la historia, se preocupó por aclarar el destino tinos de los restos.
La evanescencia de las cenizas del conquistador español ocurrió como arte de magia, sin que mediara un protocolo de entrega por parte del Gobierno dominicano a su homólogo venezolano.
Cuando los restos «se esfumaron» gobernaba de manera provisional Héctor García Godoy, en un tiempo de circunstancias difíciles en que el gobierno se ha instaurado luego de una revuelta armada.
En la Cancillería ni en Patrimonio Cultural, hoy adscripto al Ministerio de Cultura, existe un acto que avale una posible donación o transferencia de los restos de Ojeda al Gobierno venezolano como se estila y se establece siempre en un protocolo.
Tal parece que esa desaparición fue una acción de cazadores de objetos históricos que aprovecharon el momento de crisis política de entonces para llevarse ese patrimonio dominicano. Y como por un acto de magia la urna con los restos de Alonso de Ojeda apareció en Ciudad Ojeda.
Venezuela siempre demostró interés por los restos de Ojeda, dado que al conquistador español se le atribuye la paternidad del nombre de Venezuela y por ende el gentilicio originario de este país sudamericano.
Ojeda acompañado del navegante italiano Américo Vespucio y el cartógrafo Juan de la Casa zarpó en su primera expedición del puerto de Santa María, de la provincia española de Cádiz, pasó por las isla de Maragita, Cumaná, siguió por la península de Paraguaná, situada en lo que es hoy el estado Falcón de Venezuela hasta el lago Maracaibo, entre el 9 y el 24 de agosto de 1499. Esta expedición era en la búsqueda de oro.
El Gobierno dominicano había negado una solicitud de Venezuela de repatriar los restos de Ojeda.
En 1899 el Gobierno de Venezuela solicitó al presidente Ulises Heureaux los restos de Ojeda para erigirle en Maracaibo un panteón a su primer explorador.
A esta petición se opuso el Congreso Nacional y varias personalidades, entre ellas el historiador Emiliano Tejera. También Venezuela hizo similar solicitud en el 1942 y 1949, las cuales también fueron rechazadas.
El 13 de enero de 1937 el presidente venezolano Eleazar López Contreras fundó la ciudad Ojeda, en el estado de Zulia y tenía el propósito que las cenizas del navegante español fueran llevadas allá.
¿Quién fue Ojeda?
Un explorador y navegante español que vino en el segundo viaje de Cristóbal Colón a la Española, en septiembre de 1493.
En enero de 1494 Colón lo encargó de buscar algunos tripulantes españoles que habían desaparecido en el territorio de la isla. Cuenta que Ojeda con 15 hombres recorrió la región del Cibao, espacio dominado por el cacique Caonabo.
A su regreso a La Isabela, Ojeda le informó a Colón que esa zona era rica en oro y de inmediato éste dispuso que se fundara la fortaleza de Santo Tomás y designó alcaide a Ojeda.
El cacique Caonabo y sus indios atacaron a Ojeda, pero el conquistador los venció. La leyenda dice que logró apresar personalmente a Caonabo, engañándolo con unos grilletes de oro, haciéndole creer que eran prendas reales.
El cronista Fray Bartolomé de las Casas dice que Ojeda también participó en la batalla de la Vega Real o batalla de Jáquimo, el 27 de marzo de 1495 en la que, bajo su mando, los españoles derrotaron a los indígenas.
De las Casas afirma que en esta batalla participaron 10 mil indígenas frente a 400 españoles, sin embargo, algunos historiadores consideran que la cifra de indios fue exagerada.
El 10 de noviembre de 1509 Ojeda zarpó de Santo Domingo para fundar una colonia en Nueva Andalucía, pero fracasó en ese intento por no recibir la ayuda necesaria.
Ojeda regresó a Santo Domingo en el bergantín de un pirata español llamado Bernardino de Talavera, que había huido de La Española y pasaba por el lugar.
Dicen que luego de ese fracaso del viaje a Nueva Andalucía, Ojeda no volvió a dirigir ninguna otra expedición y renunció a su cargo de gobernador.
Y triste y deprimido sus últimos cinco años de su vida los pasó en Santo Domingo. Ante ese estado anímico Ojeda se retiró al Monasterio de San Francisco, donde murió en 1515. Su última voluntad fue que lo sepultaran bajo la puerta mayor del monasterio que da a la calle Hostos con Emiliano Tejera.
EL DATO
Aventurero
Alonso de Ojeda nació en Cuenca en 1468 o y murió en la Ciudad Primada de América a fines de 1515 . Llegó a la Española con Cristóbal Colón en el segundo viaje del descubridor, en 1493. Fue quien apresó al cacique Caonabo.