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Se me dañó la computadora

Se me dañó la computadora

César Mella

Un día cualquiera un pintor de confianza me pidió “un avance” para comprar una latica de barniz.
No terminó el trabajo; el color no fue de mi agrado y los muebles quedaron peor que al inicio.

Lo malo es que en ese tipo de transacciones no hay contrato previo ni forma de reclamo.
El electricista llego tarde ese sábado cargado de herramientas. Por accidente se cruzaron en chispeo unos alambres y me explotó el televisor… El tipo con una sarcástica sonrisa me dijo “ Doctor hay días malos , suerte que a ud. no le paso nada”.

Unos meses después y sin reponerme de los dos traumas que les comente, un sujeto que me recomendó el compadre me explico la diferencia entre un ebanista y un carpintero, el caso es que la puerta cuyo llavín acordamos cambiar salio tan costosa como comprarla de nuevo y la cerradura nueva es de peor calidad que la anterior.

Se me dañó la computadora

Le dije un par de cosas y me dijo con la mayor displicencia : “ doctor estos productos modernos no sirven , lo que funcionaban eran las trancas y las aldabas, eso de llavín lo abren hasta con una tarjetica”.

Alberto el que me asesora con la computadora, acudió presuroso a mi llamada de urgencia pues “los programas no bajaban bien y el antivirus estaba vencido”.

No se exactamente que fue lo que hizo, pero le di mil pesos y él en todo de chanza me dijo: “yo solo le di un clic derecho con el ratón y todo volvió a la normalidad”.

Hace dos meses, se me olvidaba contarles, llame a un herrero para que me formulara un estimado de gastos para instalar los protectores de hierro de la galería y las ventanas de mi apartamento. Ayer vino con su aparato de soldar. Los barrios residenciales han tenido que protegerse excesivamente contra los robos. Resulta que el presupuesto subió y hube de suspender el trabajo para días mejores. De todos modos sigo a expensas de que un escalador (hombre araña), logre ingresar a mi departamento ubicado en un séptimo piso de un exclusivo barrio capitalino.

Hace días que el inodoro tiene un “salidero y no baja bien”. No conozco el plomero que me recomendó la vecina. Lo cierto es que el cobro me pareció excesivo y ahí esta de nuevo esa silla imprescindible llena de problemas, con unos eructos pestilentes.

Los servicios llamados a domicilio son caros, difíciles y llenos de incertidumbres. Localizar a un buen técnico es una odisea.

He dejado para otro artículo el tema del arreglo, chequeo o atención de una emergencia en tu automóvil y las trastadas y engaños a que nos someten los llamados mecánicos…
Antes se decía: Es necesario e imprescindible tener un amigo médico, un abogado y un militar “por si acaso”.

Un acucioso psicólogo agregó: “lo mas importante es tener un amigo político, pero con decreto y pegado en el gobierno”…

Así las cosas, tendremos que volver a estudiar la revista Mecánica Popular para arreglar por cuenta propia todo lo que se dañe en la casa, pues de lo contrario viviremos repitiendo llenos de impotencia: “¿Y ahora, quién podrá defendernos?”.