En cada encuesta patrocinada por empresas periodísticas puede leerse la preocupación del ciudadano por su seguridad física, y se advierte la impotencia ante su percepción de que el delito común (robo, atraco) va en aumento, y sin duda que los gobiernos dominicanos de los últimos años han mostrado preocupación, sumándose a los esfuerzos de América Latina y el Caribe por la reducción de la criminalidad, del robo, de los atracos, que atentan contra la seguridad y la vida.
Cualquiera de nosotros ha atravesado por alguna experiencia directa o indirecta. Yo la he vivido directamente, nadie tiene que contarme nada. Recuerdo a mi difunto amigo Augusto Obando cuando compartiendo sobre su último viaje a su país, me decía cómo serían los nuevos delitos pues en las calles -y habló de más de diez años atrás- un motorista y su pasajero te encañonaban mientras conducías tu auto, debajo de un semáforo o te arrancaban la pulsera, un reloj, la cadena.
En el 2005, el gobierno del doctor Leonel Fernández presentó el Plan de Seguridad Democrática, de esquema parecido a planes en procesos y aplicados en la región. Luego, en el 2013, el presidente Medina hizo lo propio, presentó un Plan Integral de Seguridad Ciudadana, con la novedad del 911, pues algunas de las medidas también se habían aplicado en América Latina o eran parte de las preocupaciones.
Entre las inquietudes figuran la reforma de la policía, programa de prevención vivir tranquilo, estrategia para el control de drogas, registro y control de armas, y algunos elementos diferenciales plan para el registro y control de motocicletas, plan de seguridad vial y refuerzo de la Procuraduría General de la República.
Hacia el 2013, el gobierno del Perú también había anunciado su Plan Nacional de Seguridad Ciudadana 2013-2018. El gobierno de Medina lo hizo en marzo, mientras que el peruano en abril. Y en ese mismo año, el PNUD presentó un diagnostico y propuesta sobre los planes de seguridad ciudadana aplicados en América Latina y el Caribe, revisando el año 2013-2014: “América Latina es la única región del mundo donde la violencia letal aumentó entre 2000 y 2010. Mientras que la tasa de homicidio en la mayoría de las regiones del mundo fue negativa (0% a -50%), América Latina presentó un aumento del 12%, en una década han muerto más de un millón de personas en Latinaomérica y el Caribe por causa de la violencia criminal”.
La igual que en dominicana, el diagnóstico y propuesta del PNUD hace referencia a la cuestión policial, pues siendo la policía “la cara más visible del Estado, está entre las instituciones menos valoradas y con menores márgenes de confianza entre la población joven de América Latina”. Y esto se planteó en el año 2013, dos años después seguimos prácticamente cruzando el río con el mismo caballo, con el mismo trote.