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Senasa

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Chiqui Vicioso

Mi tarjeta de seguro es Senasa Premiun. La saqué cuando me aburrí con las tácticas de una reconocida ARS para no cubrir las necesidades de sus afiliados. Antes, una simple receta firmada y sellada servía para que la farmacia o la clínica te recibieran. Ahora un ejército de muchachitas ha sido entrenado para evitar por todos los medios que el seguro te cubra lo requerido por tu enfermedad, desde tener que ir a la sede hasta conseguir una historia de vida con tu médico.

Imaginen lo que significaba tener que volver donde mi médico después de haberme arastrado hasta la oficina principal de la ARS. Fui testigo de la frustración de prácticamente todo el que estaba procurando resolver su problema médico y ese día dije !Ya basta! Sáqueme de su seguro! y me fui a SENASA.

Los familiares argumenaron que era una pésima decisión porque hay una discriminación de clase con el seguro SENASA en las clínicas, pero esa no fue mi experiencia, quizás porque mi seguro es Pemium- Senasa agiliza los procesos y es extremadamente servicial con sus afiliados. No conocí un solo empleado que jugara con mi paciencia, como las jovencitas de la ARS.

Ahora ha estallado el escándalo de una estafa de cien mil millones de pesos contra un seguro que atiende a ocho millones de dominicanos, realizado durante los últimos cuatro años por sus ejecutivos. El país arde y según oficiales de la cárcel donde deberían estar hay que mantenerlos aislados porque los presos “los quieren picar”.

Las historias causarían risa si no fueran tan trágicas. Fallecidos que reciben diálisis, quimoterapias, estafas al por mayor con los meedicamentos y tratamientos en hospitales y clínicas, pero es que eso se venía venir desde que al inicio de este gobierno vimos al presidente otorgándole a la vice Raquel Peña un fondo para las ARS santiaguras de casi tres mil millones de pesos. En esa ocasión muchos preguntamos por qué el gobierno favorecía a las ARS cuando a SENASA le hacían falta tantas instalaciones (no tenemos clínicas psiquiátricas), tantos hogares de ancianos, tantos recursos para los menos favorecidos.

Por eso la estafa actual solo reconfirma lo que muchos intuíamos y la pena es que gente que se asumía seria haya caído en la tentación de un robo tan masivo, donde según se cuenta el dinero se trasladaba en sacos a la oficina de uno de los implicados.

Un familiar repetía que no se puede contratar a empresarios, porque les pasa como al escorpión: No pueden negar su naturaleza. Pena que la avaricia arruine tantas reputaciones y la pregunta es ¿valdrá la pena?

Y, ¿qué responderán a sus nietos cuando les lean El Principito?