Por Mario López López
(mario.lopez@gmail.com).-
“Puedes tener defectos, vivir ansioso y estar irritado algunas veces. Pero no olvides que tu vida es la mayor empresa del mundo. Solo tú puedes evitar que vaya en decadencia. Hay muchas personas que te aprecian, admiran y te quieren.
Me gustaría que siempre recordaras que ser feliz no es tener un cielo sin tempestades, caminos sin accidentes, trabajo sin cansancio, relaciones sin decepciones. Ser feliz es encontrar fuerzas en el perdón, esperanza en las batallas, seguridad en el miedo y amor en los desencuentros. No es solo valorizar la sonrisa, sino también reflexionar sobre la tristeza. No es tan solo conmemorar el éxito, sino aprender lecciones en los fracasos. No es apenas tener alegría con los aplausos, sino encontrar alegría en el anonimato.
Ser feliz es reconocer que vale la pena vivir la vida, a pesar de todos los desafíos, incomprensiones y períodos de crisis. Es agradecer a Dios cada mañana por el milagro de la vida. No es una fatalidad del destino, sino una conquista de quien sabe viajar para dentro de su propio ser. Es dejar de ser víctima de los problemas y volverse un actor dentro de la propia historia. Es atravesar desiertos fuera de sí, más ser capaz de encontrar un oasis en lo más recóndito de su alma.
Ser feliz es no tener miedo de los propios sentimientos. Es saber hablar consigo mismo. Es tener coraje para oír un no; es tener seguridad para recibir una crítica aunque sea injusta. Es besar a los hijos, mimar a los padres y tener momentos poéticos con los amigos. Es dejar a la criatura joven e inocente que vive dentro de cada uno nosotros ser libre, alegre y simple. Es tener la madurez para decir me equivoqué. Es tener la osadía para decir perdóname. Es tener la sensibilidad para expresar te necesito. Es tener siempre la capacidad para decir te amo.
Deseo que tu vida se vuelva un jardín de oportunidades para ser feliz. Que en tus primaveras seas amante de la alegría. Que en tus inviernos seas amigo de la sabiduría. Y cuando te equivoques en el camino, comiences todo de nuevo, pues así serás cada vez más apasionado por la vida. Y descubrirás que ser feliz no es tener una vida perfecta. Que a veces hay que usar las lágrimas para regar la tolerancia. Usar las pérdidas para refinar la paciencia. Usar las fallas para esculpir la serenidad. Usar el dolor para lapidar el placer.
Usar los obstáculos para abrir las ventanas de la inteligencia.
Jamás desistas de las personas que amas. Jamás desistas de ser feliz pues la vida es un espectáculo imperdible, y tú eres su protagonista… un ser humano único y especial ”.
El autor es ingeniero civil