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Si Caamaño se hubiese preservado

Si Caamaño se hubiese preservado

El coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó en el edificio Copello.

Ahora que cumple 50 años la irrupción del 2 febrero de 1973 por Playa Caracoles del coronel EN Francis Caamaño, con ocho guerrilleros más, con el imposible y temerario propósito de derrocar el gobierno del presidente Joaquín Balaguer.

Ahora que este febrero tres nuestro presidente Luis Abinader proclama: “Sentir admiración, respeto y orgullo por nuestras Fuerzas Armadas”.

Esas dos piezas, la primera histórica, la segunda sutil ocurrencia zurcida a galvanizar lealtad sin fisuras a su gobierno, nuestro gobierno, oteando mayo 2024.

Postulo sutil ocurrencia en el sentido de si Francis Caamaño se hubiese preservado, si no hubiese desperdiciado para nada su vida persiguiendo un imposible vellocino de oro, la estructura y alcances del gobierno que presidiría de retornar de su obligado exilio con un portafolio de gobierno, en vez de la frustrada quimera de una quijotesca expedición guerrillera, donde todo lo echó para siempre por la borda, de lamentable colosal fiasco.

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Lamento profundo inconcluso hasta el final de mi existir, recordando que el día antes de partir al exilio como agregado militar de nuestra embajada en Londres, RU, conversé por una media hora con Francis en su temporal residencia de la calle Pedro Lluberes, propiedad de don Pedro Esteva, que Francis ocupaba.

Conversación que solicité al ingeniero Alberto Jana Tactuk, residente entonces frente a Francis, donde entre otros pormenores, le sugerí tomar las cosas con calma. Porque el devenir de la historia nadie lo domina. Porque la prisa es plebeya.

Si se sabía y podía manejarse con prudencia y paciencia, y retornara con un proyecto político, pudiese ser la ocasión de retomar al poder que: “Entrego el poder al pueblo, porque el pueblo me lo dio”.

En aquella imborrable manifestación en la Torre del Homenaje, en las cinco veces centenaria fortaleza Ozama, ante el bochorno de un sudoroso sol de plomo, que el éxtasis desapercibía.

Discurso que estremeció a aquella multitud que vibraba, quienes despedíamos a Francis, esperanzados en su retorno con un programa de gobierno para elevarlo al poder en las elecciones de 1974.

Comprendimos luego, no antes, que la experiencia se adquiere y la dictan los hechos consumados y consumidos, y en ese instante de extrema vibración patriótica, con los fusiles constitucionalistas en alto, liderados por Francis, ignorábamos esa inexorable premisa.

Primero enfrentando en el puente Duarte la reacción militar atrincherada en San Isidro, opuesta al regresionismo histórico de retorno a la constitucionalidad sin elecciones, en ese álgido escenario, sin discernir, incautos, que quienes derribaron del poder a Juan Bosch, de ninguna manera posibilitarían su retorno jamás, conforme sucedió, y escribe la historia.

Luego de abril 28, enfrentar al Ejército más poderoso y sofisticado conocido por la humanidad, no discernimos la implacable e indomable impetuosidad que dominaba el cosmos cognitivo de Francis, que a la postre resultó el factor nodal para liquidar su existir.

Con el cedazo del tiempo, que todo lo decodifica y transparenta, conociendo el encendido sentimiento patriótico de Francis, podríamos interpretar la estructura de su gobierno elevado al poder mediante el recurso electoral, el único con factura legal, posible e inalterable, en nuestro escenario.

Gobierno absoluto control migratorio, organizando y regularizando permanencia extranjeros, comenzando por imperante desorden nunca disciplinado de cientos de haitianos que a diario ingresan y salen de nuestro país, con el corrupto permisivismo militar, parturientas incluidas, saturando nuestros centros de salud pública, deshaitianizar país con dos millones haitianos ilegales.

Participación por ley del sector empresarial aportar 10 % de beneficios a obras interés social, partidas fiscalizadas por los empresarios como veedores de aplicar esos recursos, en cuales obras, por cual valor, ejecutadas por el gobierno, o por concurso del sector privado.

El sagrado diezmo bíblico.
Indexar salario conforme inflación.
Desgravar impuestos exportación.
Tolerancia cero corrupción, delincuencia y depredación medioambiente.

Reformar personal nuestras misiones diplomáticas, y reducirlas a países que exclusivamente respondan a nuestros intereses económicos. Regularizar embajadas concurrentes, reduciendo al mínimo los cónsules, promoviendo cónsules honorarios.

Disponer un ministerio de Defensa de cinco mil efectivos ERD, dos mil FARD y tres mil ARD, disponer activar reservas de cien mil efectivos incorporarlas reforestación, rescates, efectos climáticos (huracanes) y seísmos (terremotos), con firme convicción que nunca con Haití tendremos guerra, porque sencillamente el imperio lo impedirá.

Ministerio de Defensa que nos cuestan al contribuyente más de RD$100 mil millones al año, dinero botado, que serviría crear obras infraestructuras vitales.

Respetar ley orgánica Mide, sin violentar designación titulares dos años. Estructura total nueva policía nacional.

Eso, y mucho más, podría haber sido programa gobierno Francis Caamaño, elevado al poder elecciones 1974, conforme lo ausculté, la única vez que conversamos.

Con su asesinato, el país perdió una oportunidad de oro modificar su desfasada infraestructura normativa.

Recordando a Alejandro Dumas, cuando postuló:
“La sabiduría suprema del hombre consiste en esperar y confiar”.
Joaquín Balaguer es un magnífico receptivo de ese pensamiento.

Por: UBI RIVAS
Ubirivas30@gmail.com

El Nacional

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