Opinión Editorial

Siete cabezas

Siete cabezas

Agentes de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD), con el auxilio de la Armada y de la Fuerza Aérea (FARD), decomisaron ayer más de una tonelada de cocaína, contenida en mil paquetes que trasportaban cuatro hombres a bordo de una lancha rápida próximo a las costas de Bayahíbe.

Los agentes antidrogas ocuparon también a los individuos que transportaban el alijo de drogas un fusil AR-15, con su cargador y 19 cápsulas, dos celulares teléfono satelital, otros equipos de comunicaciones y 17 tanques de combustible, propios para cubrir larga travesía.

Autoridades antidrogas parecen ya acostumbradas a referir el término “tonelada” para referirse a la cantidad de drogas que narcotraficantes intentan introducir al país por vía marítima, aérea o terrestre procedentes de Suramérica, cuyos decomisos se extienden a puertos y aeropuertos.

Para que se tenga una idea del lote de cocaína incautada por la DNCD se refiere que desde 2019 suman más de 90 toneladas, incluidos los más de mil kilos incautados durante el mes de agosto, a lo sque se agregan 23 mil 581 kilos de marihuana, 217 de crack, 66 de opio, 56 de hachís y 36.58 de éxtasis.

En los últimos seis años se han incrementado los decomisos de sustancias controladas, especialmente cocaína, que narcos procuran introducir a República Dominicana, usada como puerto de trasbordo hacia Estados Unidos y Europa, pero también se resalta que generalmente por cada cargamento incautado es posible que otros evadan los controles de la DNCD en puertos y aeropuertos.

Se define como muy positiva la labor que realiza la DNCD para afrontar al narcotráfico, pero el Ministerio Publico, administración tributaria, instituciones de intermediación financiera y de control de lavado de dinero deberían redoblar esfuerzos a los fines de detectar capitales e inversiones procedentes del narcotráfico y crímenes afines.

Es mucha la droga que llega o pasa por el territorio nacional, como lo demuestran los constantes decomisos que realiza la DNCD en terminales áreas y portuarias, puntos fronterizos y costeros y en allanamientos a inmuebles que fungen como almacenes de cocaína y marihuana, por lo que ya es tiempo de encender todas las alarmas.

El narcotráfico es veneno altamente tóxico y letal que contamina el torrente económico, distorsiona las instituciones políticas, daña a la juventud, corroe las actividades productivas, promueve violencia, delincuencia e inseguridad, drena la gobernanza y, finalmente, inhabilita al Estado. Urge cortar las siete cabezas a la hidra.

El Nacional

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