El principio institucional no prevalece en la UASD. A menos de dos semanas de juramentarse el rector Editrudis Beltrán no titubeó para dejar sin efecto las designaciones de personal dispuestas en los últimos seis meses por su antecesora en el cargo.

Tratándose de un centro académico, la decisión de Beltrán no es irrelevante. Invita a reflexionar sobre los criterios que sustentan las decisiones administrativas y financieras en la casa de estudios.

Beltrán anuló las contrataciones de personal, promociones, nombramientos administrativos, sobresueldos y pagos de jornadas extras dispuestos bajo la gestión de EmmaPolanco.

Solo se explicó que la medida se corresponde con la nueva filosofía de la UASD de optimizar el gasto. La aclaración hace pensar que los movimientos dispuestos por Polanco fueron medalaganarios, en el mejor de los casos, y no necesarios.

Deja mucho que desear que en una academia universitaria no se respete la continuidad y se denuncien aparentes maniobras clientelistas. Podrá tratarse de una vieja práctica, pero no como para dejarla pasar por alto en un país donde se habla tanto, aunque sea a conveniencia, de continuidad del Estado.