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Sin interlocutores: Un monólogo

Sin interlocutores: Un monólogo

Concluida la Semana Santa, la atmósfera vuelve a calentarse con la amalgama de problemas que han estado sobre el tapete. El diálogo sobre la reforma constitucional es uno de ellos.

Hay que recordar que por más importante que pueda ser esa reforma para consolidar el sistema institucional, la decisión no puede imponerse en forma unilateral.

Las objeciones ni el retiro de la oposición del diálogo convocado por el Consejo Económico y Social (CES) justifican que se apruebe sin el consenso de todos los sectores.

Ha sido oportuna la advertencia del vicepresidente de la Fundación Institucionalidad y Justicia (Finjus), Servio Tulio Castaños Guzmán, en el sentido de lo mal que han terminado las reformas sin consenso.

Por mejores que sean sus intenciones, el oficialismo debe abstenerse de reiniciar el diálogo mientras no se integren al menos los dos principales partidos opositores.

El PLD, Fuerza del Pueblo y hasta un disminuido PRD coinciden en que es innecesario reformar la Constitución para independizar el Ministerio Público, además de que el ambiente no es el más propicio para discutir la iniciativa.

Se puede alegar que para dialogar siempre hay condiciones, pero no para hacerlo sin interlocutores acreditados. Lo que se daría solo con la participación del oficialismo y sus aliados se reduciría a un monólogo.

La experiencia del pasado, como recordó Castaños Guzmán, debe también tomarse en cuenta para evitar frustraciones.

El Nacional

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