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Teatro del Cielo consagra mimo

Teatro del Cielo  consagra mimo

 

Casa de Teatro, no resistía en su sala, un solo asiento disponible.

No cabía un alma. Estudiantes de teatro, actores, y público que ama el sentir la vida de muchos sofrita en las tablas y las candilejas, no dejaban espacio ni para un recado de pobre. Y no solo era el precio de la entrada populista o popular del VIII Festival Internacional de Teatro. ¿Quién sabe?

El montaje “Brumas” contó apenas con dos talentos: Yanet Gómez (Anastasia) y Martín Peña, (el burócrata) quienes fundaron en el 2004, un sueño, ese que llama a dar vigencia a lo corporal, es ese que integrantes del Teatro del Cielo, de Guayaquil, de Ecuador.

El desafío actoral abandona el parlamentarismo, el quehacer oral, la comodidad escénica para plantear un modelo que nos recuerda los inicios escénicos-gestuales de Viena González y Claudio Rivera, de Teatro Guloya, cuando recién llegados de Cuba, pero con la diferencia casi danzaría de los ecuatorianos.

La trama parte de un episodio que enfrenta necesidad humana frente al muro inaccesible de la burocracia: Anastasia se muere, y para trasladarla al cielo o al infierno tiene que pasar por enormes burocráticas, sacar ticket de turno, hacer filas, llenar formularios y en cada espacio sortear a la burocracia.

Para escenificar el drama, ambos artistas apuntan un entrenamiento y disciplina que los conduce por una rutina complicada, con pases rápidos, con momentos en los cuales la armonización música-cuerpo-parlamentos que consagran instantes de inolvidable perfume visual.

Estos chicos de Ecuador tienen un notable dominio de la técnica: maquillaje impresionista e influido por la óptica clown, del payaso.

El Nacional

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