En estos precisos momentos en que trabajo la redacción de esta entrega, nos ha llegado la noticia del asalto del que fue objeto el ex Ministro de Obras Públicas Víctor Díaz Rúa en un prestigioso restaurante, de una de las zonas más privilegiadas de nuestra ciudad capital. La delincuencia –que venimos advirtiendo desde hace varios años va seguir recrudeciendo- ha perdido todo espectro de temor o vacilación frente a la sociedad y sus autoridades.

10 años atrás era impensable atreverse a producir un asalto a un banco y mucho menos 2 en menos de una semana. Y sin misericordia causar la muerte a sangre fría y como un animal, de un vigilante que no representaba ninguna amenaza real a los asaltantes por ese imprescindible elemento de sorpresa que acompaña ese tipo de acciones.

Estos últimos hechos, sin mencionar los de menor relevancia como: el asalto a tiros del mensajero en un banco, ni el estrepitoso atraco a una sucursal de Claro o el secuestro de una familia en Santiago en su propio hogar, evidencian, -de manera inequívoca- que nuestro sistema procesal penal no se encuentra debidamente engranado y esto en beneficio de un submundo delictivo que ha sabido aprovechar muy bien la debilidad del sistema.

Como elementos comunes de estos hechos, se ha podido destacar la participación activa de criminales reincidentes, por lo menos una vez anteriormente sometidos y uno hasta con 5 procesos abiertos se encontraba transitando libremente como cualquier ciudadano normal y que en caso de haber estado preso, no estuviera hoy de luto la familia del vilmente asesinado vigilante.

La Dirección General de Prisiones en el 2013 publicó un estudio en el que mostraba que el 71.43% de un población de 25,330 internos había reingresado por lo menos 1 vez nuevamente a prisión luego de ser liberados.

Esto es extremadamente preocupante porque permite apreciar varias cosas. Primero, la facilidad con que salen los internos de la cárcel; segundo, la falta de temor de los mismos a volver a ella; y tercero, la falta de control de las autoridades.

Debemos instaurar modelo de los 3 strikes y fuera. En casos de reincidencia de 3ra ocasión debe obligarse al Juez a imponer prisión preventiva sin importar tecnicismos ni artilugios que beneficien al imputado. Una sociedad no puede acostumbrarse a vivir con miedo como estamos.