Opinión

Un adiós desde el camino

Un adiós desde el camino

Con la partida hacia la historia de Radhamés Gómez Pepín —uno de los pocos supervivientes de una raza de periodistas en extinción—, el país pierde una voz emisora de información imparcial, una voz descendiente de aquel periodismo nacido con el “Acta diurna” creado por César, donde la noticia era servida para transmitir conocimiento mediante el simple circuito emisor-medio-receptor, y que él —conocedor innato de su importancia social— elevó a la cima a través de su vida, primero como reportero y columnista, y luego en la dirección de “El Nacional”.

Radhamés, en esta postmodernidad donde lo “light” se sirve como un batido de lechosa con azúcar sintética, y el periodismo yace moribundo a través de las supuestas ventajas de un hipertexto donde la información se sirve one-to-one, con una interactividad instantánea que convierte al receptor (C) en emisor (A), mantuvo incólume los principios de servir la noticia tal como sucedió, por más cruda que fuera, auspiciando el concepto de “comunicación de masas”.

Radhamés, como investigador de todo lo relacionado con la comunicación social, conocía los principios de la multiconectividad y su uso en los medios electrónicos, la cual comenzó en los Estados Unidos hacia 1993 con serios fracasos económicos, como la empresa Knight Ridder, cuyos experimentos en servicios de videotextos tuvo magníficos resultados de research, proporcionándole el desarrollo de vastas redes telemáticas, incluyendo la Internet, y de grandes herramientas para operaciones en la Web.

Recuerdo que en uno de los encuentros que sostuve con él y Luis Pérez Casanova, nos me habló de que fue “a partir de 1993 cuando las grandes cadenas periodísticas norteamericanas se dieron cuenta de la importancia de la noticia en línea, servida a través de periódicos electrónicos multimediales, aunque ya en 1992 The Chicago Tribune había creado su versión electrónica integral a través de la red de servicios de Internet —American OnLine (AOL)— y hacia 1994 The New York Times, The Washington Post, Los Angeles Times, Newsday, USA Today, The Kansas City Star y otros, habían dado el salto hacia los servicios de comunicación multimedia, así como los más prestigiosos de Europa y Japón”.

Sin embargo, Radhamés también sabía que el periodismo dominicano, aún obligado a caminar hacia la noticia one-to-one que penetraba a través de las computadoras y telefonía móvil, debía mantener los principios básicos de una comunicación cuyo espíritu humano enalteciera los valores básicos de la sociedad.

El ejercicio periodístico de Radhamés Gómez Pepín y su existencia toda, nos obligan a meditar y a sentir en lo más hondo de nuestros corazones la maravillosa historia de nuestra nación, donde no sólo con las armas en las manos, ni con oratorias apoyadas en retóricas sublimes, nacen y refulgen hombres que, con la misión de informar y alertar, nos han abierto caminos para mejorar la sociedad.
Descansa en paz, Radhamés. El camino está abierto.

El Nacional

Es la voz de los que no tienen voz y representa los intereses de aquellos que aportan y trabajan por edificar una gran nación