La compra y venta de chatarras para reciclaje es una actividad económica que crece cada año aportando millones de dólares al país por concepto de exportación, pero hay que destacar que este negocio, que beneficia a empresarios y hombres de trabajo de la clase más humilde, también es la vía más fácil para los piperos (adictos a drogas) obtener dinero expreso para mantener sus vicios.
En las calles de los barrios del Gran Santo Domingo hay una epidemia de drogadictos que deambulan buscando cualquier objeto de hierro para venderlo y hacer algo de dinero para una piedra o cigarrito de marihuana. Lo peor de todo es que su búsqueda se convierte en robo, ya que cualquier cosa de metal que puedan vender se la llevan sin importar si es útil o dónde esté.

De casas cerradas se llevan las ventanas, puertas y todo lo que sea de metal. Entran a los patios y roban tendederos, calderos, verjas, tapas de cisternas, alambres, sillas, tanques, candados, y hasta hojas de cinc, entre otros artículos. Este mal crece igual que la comercialización de metales.
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Hay que destacar que desde los primeros años de comercialización de metales de manera formal, el robo de metales se convirtió en una epidemia que afecta todo el país, ya que se robaban las tapas de alcantarillas, verjas, tarjas y hasta bancos de los parques.

Son miles de personas que viven de la recolección de metales en el país, siendo uno de los renglones más importante de la economía informal. Hombres de bajos recursos que sostienen a su familia en base a este trabajo honesto de comprar metales en las calles del Gran Santo Domingo, en triciclos y pequeñas camionetas.
Empresarios que hacen inversiones millonarias haciendo del reciclaje un negocio en donde la inversión está garantizada librando al país de esta basura metálica mientras el Estado y parte de la ciudadanía se beneficia del negocio.
Pero también como en otros negocios y otras actividades, existe el lado oscuro, el del robo de hierros y metales de lugares públicos y privados, para de una forma rápida y segura grupos de individuos hacer dinero fácil. Además en los barrios individuos (rateros y piperos) andan robado todo lo que sea de metal para mantener sus vicios.

“Comprando hierro viejo, motores de neveras, compramos neveras vieja, estufas todo lo que sea viejo. Compramos baterías viejas, cobre, aluminio, plomo, calamina, culata vieja, compramos transmisiones viejas, compramos de todo lo de metal, menos mujeres viejas si no tienen algo de metal en su cuerpo”, son de las cosas que expresan las guaguas que compran metales en las calles.
“Aquí en el país, como en otros países del mundo se produce desperdicios de metales que a través de las exportaciones de chatarras produce divisas para República Dominicana, que aparte de limpiar las calles, a la vez saca a muchos hombres de la criminalidad al darles la oportunidad de ganarse la vida, también creando empleos”, expresó Rafael Rosario, presidente de ARR Recycle.
Explicó, además, el comerciante que para evitar que en las calles se roben metales, su empresa solo recibe chatarras a compradores habituales en camionetas y triciclos, pero también, no compra metales con apariencia sospechosa sin factura de descarga.
Desde hace casi dos décadas los desperdicios y chatarras se han convertido en un gran negocio debido a la demanda de China, Japón Taiwán y Estados Unidos, y que debido a su alta tecnología permite reciclar los mismos.
Estadísticas
Las exportaciones totales de desperdicios de metales entre los años 2017-2022, según la Dirección General de Aduanas (valores en millones US$), son los siguientes: 63.9 mil (2017), 90.7 mil (2018), 113.1 mil (2019), 90.1 mil (2020), 156.9 mil (2021) y 160.8 mil (2022).
Precios kg x $ Cobre 150, bronce 100, aluminio 32, plomo 30, calamina 20, acero níquel 25, varillas 12, hierro 11, tarjetas de memoria 90, panel de aire 75 venta de compra en puestos.