Opinión

Vivencias cotidianas de allí y aqui

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Ingrid Bergman, centenario de su nacimiento II
Tras obtener su primera nominación al Oscar en “Por quién doblan las campanas” (1943), la actriz regresó a la Metro para interpretar, junto a Charles Boyer y Joseph Cotten, “Luz de gas” (1944), de George Cukor, con la que consiguió la preciada estatuilla.  En 1945 se convirtió en una de las favoritas de Alfred Hitchcock, con quien realizó tres filmes: “Recuerda” (1945), “Atormentada” (1949) y “Encadenados” (1946), el largometraje más sensual de su carrera y de la de su compañero de reparto, el excepcional Cary Grant.

En 1948 rodó “Juana de Arco”, de Victor Fleming.
En 1949, después de quedar fascinada por algunos de sus películas, pidió a Rossellini interpretar “Stromboli” (1950). Entre ellos surgió un romance que se consolidó con el nacimiento de Robertino, primer hijo de ambos, y que precedió al de las gemelas Isota e Isabella (esta segunda se convirtió a su vez en actriz), con su divorcio del doctor Lindstrom y con el inmediato matrimonio en México de la pareja.

Ambos quedaron marcados por el desprecio: Ingrid fue repudiada por la puritana sociedad norteamericana y Rossellini fue tachado de gigoló por la prensa italiana. Juntos realizaron una serie de películas que fueron, por ello, muy mal recibidas, entre ellas la magnífica “Europa 51” (1951) y “Juana de Arco” (1954). Mas, los norteamericanos pronto olvidaron su desatino y les “absolvieron”.

Con la Fox, como productora, en 1956 Ingrid rodó un célebre tema histórico, “Anastasia”, de Anatole Litvak.
Después su relación con Rossellini se vio truncada pero, recién obtenido el divorcio en el 1957, ella ganó su segundo Oscar.
En 1958, cuando rodaba con Cary Grant “Indiscreta” (1958), de Stanley Donen, se casó por tercera vez con el productor teatral Lars Schmidt, de quien también se divorciaría en 1976.

En sus últimos años su carrera teatral le dio más satisfacciones que la cinematográfica, aunque antes, en 1974, ganó su tercer Oscar, esta vez como actriz secundaria, con “Asesinato en el Orient Express” (1974), de Sidney Lumet.

A finales de los años 70 se le diagnosticó un cáncer que, a pesar de su gravedad, no consiguió apartarla de su carrera.
Con la cara demacrada rodó “Sonata de Otoño” (1978), de Ingmar Bergman. Ese fue su última labor en el cine.
Cuarenta y nueve trabajos cinematográficos no fueron pocos para una vida que no llegó a las siete décadas.

Ingrid Bergman falleció la misma noche de su sesenta y siete aniversario (Londres, 1982), tras la celebración de una pequeña fiesta de cumpleaños que le fue preparada por algunos amigos. No llegó a tiempo para recoger el Emmy por su interpretación como la Primera Ministra israelí Golda Meir en el telefilm “A Woman Called Golda” (1982).

La célebre actriz poseyó, sin lugar a dudas, el rostro más bello, dulce y encantador que el refulgente Hollywood de los años 40 tuvo el honor de enaltecer. Ahora, en diferentes partes del mundo se le está rindiendo homenaje con motivo del centenario de su nacimiento.

El Nacional

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