Opinión

Vivencias cotidianas de allí y aquí

Vivencias cotidianas de allí y aquí

La feria de Málaga (1)

Las fiestas populares de verano de esta ciudad tienen su origen en la conmemoración de la anexión de Málaga a la Corona de Castilla por los Reyes Católicos, que entraron allí el 19 de agosto de 1487. Coincidiendo con las celebraciones litúrgicas del Cabildo Catedral, en 1491, el Municipal instauró su inicio. Pero, al llegar el año 1887, rememorando su IV Centenario, vuelven a resurgir en todo su esplendor, llegando a nuestros días como la Gran Fiesta del Verano, con un sentido cosmopolita que refleja el carácter de la ciudad de Málaga como centro principal de la Costa del Sol.

Con un anteproyecto de Cristóbal Luque, que concertaba lo lúdico y lo festivo con lo religioso, se nombró una comisión para la organización de los actos del IV Centenario, donde figuraban todas las fuerzas de la ciudad y en la que la junta de gobierno de la Hermandad de la Victoria ejercía como aglutinante.

Mas no avanzaron los trabajos de los festejos con la premura debida y finalmente se hizo cargo del proyecto una comisión formada por cinco miembros representativos de la gran burguesía local: el Círculo Mercantil y la Cámara de Comercio, y del periodismo: Tomás Heredia Livermore, Manuel Casado Sánchez de Castilla, el marqués de Iznate, Miguel Denis Corrales y Narciso Díaz de Escovar.

Lo más arduo a la que se enfrentaron los organizadores fue la financiación. El Ayuntamiento y la Diputación, con sus habituales problemas presupuestarios, no podían con todos los gastos.

Además, la crisis económica que afectaba a la ciudad constituía un grave obstáculo. Se recurrió al envío de cartas a aquellas personas de situación económica desahogada solicitando una suscripción voluntaria para atender a los gastos que se originasen.
El resultado de la suscripción pública fue asaz alentador y llegó a cubrir casi la totalidad de los gastos de los festejos que iniciaron el 18 y concluyeron el 31 de agosto.

La inquietud básica de la junta pro centenario fue ofrecer un buen número de actividades recreativas y espectáculos públicos para intentar unir tres elementos fundamentales para el cumplimiento de sus objetivos: Lo espectacular y lúdico, con diversiones propias de cualquier festejo de la época, para atraer la participación de los forasteros y de las clases populares de la ciudad. El historicismo, que recreaba los acontecimientos que tuvieron lugar el día 18 de agosto de 1487.

No podía faltar el componente religioso, vinculado al símbolo de la Virgen de la Victoria.

El día19 de agosto tuvo lugar uno de los “platos fuertes” de las celebraciones programadas: la cabalgata histórica, ya que desde meses atrás, la Junta Organizadora había volcado sus esfuerzos humanos y económicos en algo realmente inédito en Málaga: la escenificación de la solemne entrada de los Reyes Católicos y sus ejércitos en la ciudad. Esta recreación histórica debía plasmarse en una cabalgata que recorrería el trayecto seguido por las huestes cristianas cuatro siglos atrás. (Continuará)

El Nacional

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