Tras los inconvenientes que ensombrecieron el panorama sobre el voto en el exterior, con las decisiones de las autoridades de Nueva York, Puerto Rico, Aruba y Uruguay el camino para el sufragio del 5 de abril se ha despejado más.
Quedan todavía sus resquicios, habida cuenta de que algunos países todavía no han autorizado las votaciones, pero con los 70 espacios a habilitarse en Nueva York y las facilidades de las autoridades boricuas y de otros países las votaciones en el extranjero son una realidad.
Aunque la Junta Central Electoral (JCE), si bien ha tenido que cargar pesado e incluso aguantar cajeta de distintos sectores, nunca ha dejado de trabajar en la preparación de los comicios dentro y fuera del país. Los resultados están a la vista, al menos del que lo quiera ver, con el cronograma, la elaboración de las boletas y las normas sanitarias que ha establecido para el sufragio del 5 de julio.
Las mismas normas aplican para el voto en el exterior. Por el sendero que trilla, el proceso tiene todas las características de pasar la prueba en cuanto a organización, participación y transparencia.
Tal vez sea necesario intervenir sobre las violaciones, como la utilización de recursos públicos para impulsar candidaturas, que se han denunciado.
Pero en torno a la logística que en principio tanta inquietud causó la JCE, para la tranquilidad de la población, ha ido dejando atrás los obstáculos que asoman en el camino. Lo de Nueva York, Aruba, Uruguay y Puerto Rico es una muestra de que el proceso marcha viento en popa.