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WeTransfer, Meta y el negocio oculto de tus datos

WeTransfer, Meta y el negocio oculto de tus datos

Tras casi tres años hablando de manera continua sobre inteligencia artificial, es un hecho conocido que esta es entrenada sobre la base de la humanidad misma, con la mayoría de los insumos extraídos de internet, uno de los mayores receptáculos en existencia.

Pese a que se estima que hay alrededor de 175 zettabytes de información disponible en Internet, donde un zettabyte equivale a mil exabytes o un millón de petabytes, lo que a su vez equivale a un millón de gigabytes, para fines del continuo aprendizaje de la inteligencia artificial esto es insuficiente, y existe el temor real de que eventualmente empiece a alimentarse de ella misma.

Es un hecho que la humanidad no tiene la capacidad de producir suficiente material al ritmo que lo requiere la inteligencia artificial, y es así como nos vamos enterando de formas y mecanismos poco ortodoxos que utilizan las compañías detrás de este invento para mantener al monstruo contento.
En días recientes, por ejemplo, nos enteramos de que todo lo que compartimos en las plataformas de Meta es alimento para inteligencia artificial, y lo mismo pretendía hacer WeTransfer con una reciente actualización de términos y condiciones que fue ampliamente rechazada cuando el público infirió que cualquier cosa que se transfiera por esa vía podría ser utilizada con esos fines, sin importar su naturaleza.

Fue tal el rechazo a lo que pretendía WeTransfer que la compañía no tardó en “aclarar” que esto no ocurriría, pero no nos podemos confiar de este tipo de promesas porque hay evidencia cada vez mayor de que estas compañías dicen una cosa y hacen otra, siempre a favor de sus intereses.

En ese sentido, no hay una compañía más mañosa y controversial que Meta, pues casi a diario acapara titulares por la forma subrepticia en que pretende a engañar a un público que desde hace rato está harto de sus mentiras y engaños.

De esta compañía se puede esperar cualquier cosa, sobre todo cuando tiene metas tan ambiciosas en lo que respecta al entorno de la inteligencia artificial, pues ya ni siquiera es competir con OpenAI o Google, sino ser el primero en desplegar una superinteligencia “que sirva a los intereses de la gente”.

La visión de Zuckerberg en lo que respecta a superinteligencia resulta atractiva y hasta inspiradora… hasta que recordamos su pésimo récord en cuestiones de ética y analizamos a profundidad sus palabras.
Una superinteligencia que potencie al ser humano en la dirección que cada cual decida, con conocimiento integral del individuo y su contexto, complementada por el hardware correcto -en este caso, gafas o lentes- es lo que se requiere para acelerar el rumbo del progreso de la humanidad.

Suena y se lee bonito, pero entonces Zuckerberg hace un paralelismo que no necesariamente hace sentido: 200 años atrás la preocupación era tener suficientes cosechas para comer. Hoy, según este personaje, la tecnología hace posible que la humanidad se enfoque menos en subsistencia y más en sus metas personales. En un mundo ideal quizás esto sea verdad, pero en el mundo real vemos que, ciertamente, mucha gente, por no decir la mayoría, está subsistiendo y necesariamente viviendo.

Esta visión “humanista” y de “progreso” de la superinteligencia de Zuckerberg es lo que justifica el continuo robo de talentos qua ha estado ejerciendo Meta en Silicon Valley desde junio pasado, siendo Apple su más reciente víctima al no contar más con la presencia de Bowen Zhang, el cuarto ingeniero que pierde a los encantos de Meta.