De salud y otras cosas Opinión

Yo estoy bien con todos…

Yo estoy bien con todos…

César Mella, Psiquiatra

Máximo Beras Goico me decía que hay seres humanos que no se juntan con todo el mundo…
Yaqui Núñez del Risco acuña una frase para referirse a los resentidos sociales tildándoles de “derrotados del éxito ajeno”.

Lo cierto es que existe la enemistad y su producción y mantenimiento, entre dos seres humanos, tiene diferentes orígenes y modalidades.

Mucha gente se divorcia después de muchos años y, uno o los dos, se enemistan de forma gratuita de los amigos comunes.

Enemistarse no es solo alejarse, dejar de hablarse, sino que muchas veces se anidan el odio y el desprecio.

Máximo Beras Goico

En el mundo de la política, el arte y el deporte se producen con frecuencia conflictos de intereses, que llevan a la rivalidad y a veces hasta a la violencia verbal y física. Sujetos que en un tiempo fueron aliado incondicionales, ahora son enemigos acérrimos.

“Perencejo y yo éramos como hermanos, pero desde que esa mujercita se metió por en medio hubimos de distanciarnos”…

En el campo de los negocios el pleito por el mercado , por el cliente o “ por el punto” genera serias enemistades y pugnas..

En los vecindarios, las pendejadas, en que incurren nuestros hijos con el o los hijos de los vecinos, provocan enemistades que abarcan a familias enteras. “ Me voy a mudar para evitar una desgracia” , afirmo don Pepe después que su hijo ofendió al vecino.

El celo profesional entre gente que se destaca y los que no, pero también esa guerra sucia entre la mediocridad que vive “tirando chinitas” a los exitosos, se siente en la espalda como puñaladas.

La brincadera de un partido a otro ( transfuguismo), propio de nuestra politicocracia, crea heridas interpersonales imborrables, que a veces, abarracan a grupos completos de gente fanatizada.

Decía un caro amigo que si uno aumenta mucho los estándares de calidad exigidos para “hacer y mantener amigos” te puedes ir quedando solo, pues el que no cojea de un lado, a veces lo hace del otro. En este predicamento otro de mis contertulios ha llegado a afirmar: “Yo tengo conocidos, pero mis amigos se pueden contar con los dedos de una mano y sobran dedos”.

Llegado a cierta edad, los llamados amigos de infancia van desapareciendo o con la muerte, o por emigración.
Después de los 50 años es difícil cultivar buenos amigos.

Aparecen los enllaves de ocasión, aliados por intereses y beneficios transitorios y en ese trasiego de relaciones, te vas quedando con un grupo reducido de gentes, pues la socialización sincera e íntima va de mal en peor. Los ingratos abundan.

Yo creo en la enemistad bien llevada por razones de principio; creo y ni siquiera la psiquiatría ni las religiones han podido resolverlo, que hay gente que no sirve, quiero decir, que en nuestra intima evaluación, lo mejor, es tenerlos bien lejos…

Por: César Mella
cesarm2@codetel.net.do

El Nacional

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