Es posible que algún psiquiatra piense que el ex presidente Leonel Fernández es un mitómano. (Tendencia morbosa a desfigurar, engrandeciéndola, la realidad de lo que se dice, según el mata burros de la Real Academia de la Lengua). Pero no es así. Leonel utiliza la mentira como arma política dirigida a un pueblo, donde muy pocos pueden conceptualizar, como afirmara en una ocasión.
Es su costumbre decir una cosa y hacer otra. (Y viceversa) Lo cual le ha dado buenos resultados, tanto, que ha sido presidente de la República en tres ocasiones. Y aspira a una cuarta. (Será porque el mal comio no piensa y este es el cuarto país más hambriento de América Latina según un estudio)
En vez de estar en los tribunales explicando las razones del déficit de 187 mil millones de pesos, se pasea por el mundo vendiendo una imagen falsa de estadista, cuando la verdad es que dejó en quiebra el país que gobernó por 12 años a pesar de haber manejado más recursos que todos sus antecesores.
Cuando se le preguntó sobre el déficit que él creó, culpó, como suele hacer, a Hipólito Mejía por el manejo dado a la crisis bancaria del 2003, de lo cual se ha reído medio mundo.
Lo que nadie niega es, que sin una crisis como la del 2003, Leonel metió el país en un hoyo tres veces mayor que el de Baninter, que endeudó el país como ningún otro en la historia, que obtuvo más dinero que ningún otro presidente y sin embargo no resolvió, sino que agravó, los problemas nacionales, como el eléctrico, por ejemplo.
Gracias a su incapacidad y torpeza, a su irresponsabilidad, la República Dominicana ocupa los últimos lugares del mundo en educación y salud. Los primeros lugares en corrupción, robo, despilfarro, narcotráfico, inseguridad ciudadana y prostitución. Leonel convirtió el país en un antro de perversidad.
(En cualquier otro país del mundo estaría en los tribunales temeroso de ir a la cárcel por 30 años, dando explicaciones sobre las denuncias de corrupción durante sus mandatos, incluyendo el robo de 130 millones de dólares de la SunLand, totalmente documentado por el economista Jaime Aristy Escuder).
