Editorial

30 años

30 años

La agenda de urgencias nacionales ha estado por mucho tiempo como arroz en agua hirviente, del que se desconoce si se cocina como cereal blanco, locrio o moro, además de ignorarse si se serviría con más o menos sal, aunque el cocinero parece deseoso de complacer el variopinto paladar de todos los comensales.

Hace tiempo que fue presentada en sociedad una rimbombante “Estrategia Nacional de Desarrollo”, que normaría y armonizaría las políticas públicas y la iniciativa privada por los próximos 30 años, con la finalidad de colocar a República Dominicana “en la antesala del desarrollo” y resolver por siempre los problemas de educación, salud, empleo, vivienda, seguridad pública, migración y medio ambiente.

El Gobierno ha intentado encajar su gestión con ese flácido esquema desarrollista, especialmente con el cumplimiento del 4% a la educación, su programa de alfabetización y el anuncio de abordaje a la crisis eléctrica por vía del incremento de la producción de energía, pero no ha sido posible que Estado, sociedad, sector productivo y población bailen la misma pieza, ni siquiera en el mismo salón.

Duele decirlo pero es difícil asimilar una estrategia de desarrollo a 30 años, en un país donde cada sector huye como el diablo a la cruz a toda forma de planificación y prefiere vivir de lo comido por lo servido, lo que ha hecho que en el tuétano social, económico y político se aniden formas de corrupción, privilegio, discriminación o prácticas desleales de comercio.

Temas esenciales para el presente y futuro de la nación, como los de la crisis eléctrica, déficit fiscal, volatilidad del dólar, relativo estancamiento de las exportaciones, inseguridad ciudadana, desempleo, deterioro de la seguridad social, duran menos en el debate público que cucaracha en gallinero, porque cada sector prefiere halar para su bando, sin darse cuenta que el universo nacional se sostiene en reglas comunes.

¿Cómo hablar de estrategia desarrollista de tres décadas, si en los últimos ocho años, solo para conjurar déficits del sector eléctrico se han transferido desde el Presupuesto a empresas generadoras casi nueve mil millones de dólares, a pesar de lo cual el servicio es peor que deplorable? ¿Cómo sostener una marcha constante hacia el desarrollo en una economía cuya presión tributaria es apenas de un 14% del PIB sostenida en la irracionalidad  e injusticia tributaria?

Se ha dicho que una marcha de cinco mil kilómetros requiere mudar un primer paso en firme y poseer la voluntad de cumplir el cometido sin importar los obstáculos que se encuentren en el camino, pero aquí Gobierno, sector productivo ni clase política han sido capaces de consensuar políticas públicas válidas siquiera por un año, como por ejemplo promover mayor ingreso de divisas a la maltrecha economía.

El liderazgo nacional ha estado dando vueltas en círculo sin marearse, por lo que ha llegado el momento de asumir el compromiso de correr en línea recta y hacia adelante, en carrera de relevo donde cada cual tome la antorcha del progreso en el momento oportuno y sin más dilación, si de verdad se quiere que nuestros hijos y sus hijos hereden una sociedad justa y colocada en la antesala del desarrollo, como se aspira alcanzar dentro de 30 años.

El Nacional

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