A menos de tres semanas de las elecciones generales, el presidente Luis Abinader se encuentra en un momento cumbre en su carrera política para salir airoso en su reelección, toda vez que suma más adeptos en la posición más alta en la escala de valoración, frente a sus contendientes, dejados sin discurso en el debate de los principales aspirantes a dirigir los destinos de la nación en el próximo cuatrienio.
Subrayamos que el mandato del jefe de Estado, quedó reducido a prácticamente dos años de gestión por los efectos letales de la pandemia del COVID, y posteriormente con el alza de los precios del petróleo, los cuales no fueron transferidos a la población, por lo que el combustible está siendo subsidiado por el gobierno, generando una disminución sustancial en los ingresos fiscales, un sacrificio que impide que se dispare la inflación.
De manera, pues, que Abinader navega con vientos a su favor, pues desde que fue juramentado, fue tejiendo una condición de estadista reconocido, no solo localmente, sino a nivel mundial, hasta alcanzar el galardón de líder de Las Américas otorgado por Chaiman’s Awars for Leaders hip in the Américas, un prestigiose organismo que ha reconocido a otras personalidades influyentes de la región.
Una de las condiciones que requiere la concesión del premio, se fundamenta en los logros tangibles e importantes que han captado los seleccionados en la comunidad internacional, y está reservado para funcionarios electos democráticamente que se han destacado por su compromiso excepcional con el hemisferio occidental.
Además, Abinader ha sido reconocido por otras entidades extranjeras por su lucha en el combate al tráfico de drogas y a la corrupción estatal, una prenda que no se tocó en el debate presidencial para mantener la armonía y no irritar a los otros dos participantes, dado que no puedan tocar esa tecla porque se hunden.
Todas las caravanas encabezadas por Abinader tienen una presencia abrumadora y vibrante, y a su paso victorioso recibe muestras de simpatía de miles de personas que se aglomeran en balcones, techos y galerías de las viviendas, una demostración incontestable de que su encomiable labor está enraízada en el consciente de la muchedumbre.
En el próximo torneo electoral, se requiere el voto de calidad, un sufragio de personas pensantes entre escoger un presente y futuro luminoso, o un pasado, bordeado de nubarrones y de lunares dañosos, cuyos protagonistas nunca ha hecho un acto de contrición.