
Haití ha sido invadido por EEUU once veces en los últimos 30 años y sigue invadido por tropas kenianas y bandas terroristas formadas por la CIA y armadas por EEUU.
La estafa a los recursos de Sensasa denunciada recientemente, es colosal: privatización de áreas de la atención primaria (Puntos Médicos), a base de contratos leoninos fraudulentos con un poderoso grupo económico; apropiación ilegal de los montos asignados para medicamentos no tramitados por los afiliados, componendas con centros médicos privados para abultar los gastos de internamientos, y otras modalidades de fraude.
Miles de millones robados a los fondos sociales de salud.
Pero en verdad, de la corrupción en Senasa -compitiendo con la “cogioca” de las ARS privadas- viene hablándose desde hace rato. Incluso recientemente la Fuerza del Pueblo (FP), en forma oportunista y sin la menor calidad moral para hablar de corrupción, denunció un “deterioro gerencial y financiero” en Senasa, problemas de cobertura, retrasos en autorizaciones médicas y significativa dilación en los pagos a proveedores.
También aseguró que “el déficit operacional del régimen subsidiado de Senasa asciende a RD$3,372.8 millones…”
El Colegio Médico Dominicano (CMD), por su parte, con la credibilidad propia de su trayectoria crítica al sistema de seguridad social, se pronunció en términos más contundentes.
A raíz de esos señalamientos, el lunes 30 de junio, Luis Abinader, en su semanal, rechazó categóricamente las denuncias de ambas entidades, calificándolas como “una estrategia de desinformación para generar alarma pública.”
Luego, la reiteración de esas y otras denuncias consistentes -avaladas con nuevas informaciones e inocultable la crisis operativa de Senasa- obligaron al mandatario a recular y a allantar; haciendo alarde de transparencia y seriedad gubernamental, después de proteger la corrupción en el sistema de seguridad social durante varios años.
En esas circunstancias, Abinader se vio forzado a destituir a Santiago Hazim y a designar su relevo, quien por razones obvias, ha tenido que investigar el escándalo e informarle al país que tras “recopilar elementos probatorios, presentó una denuncia ante los organismos competentes en respuesta a acciones lesivas contra ciudadanos por parte de terceros”.
En todo esto hay mucho de teatro y demasiado de procesos judiciales iniciados, que son manipulados al interior de un sistema judicial venal y luego se desvanecen.
Está claro que cuando nos aproximamos el tema corrupción-impunidad, o a la proclamada transparencia gubernamental, chocamos de frente con las vacas sagradas del gran empresariado y sus estafas; con Leonel, Danilo y sus comparsas palaciegas, todavía impunes; con exjefes policiales asesinos y ladrones, burlándose de la sociedad; con graves delitos ambientales -pasados y presentes- sin procesar y con una intensa narcopolítica campante y radiante.