Es la abstención de los jóvenes. No es un problema exclusivo de RD sino de la democracia a escala global. Ellos han perdido el interés en la política porque no les garantiza su ideal de sociedad mientras que la era digital les ofrece alternativas de progreso más inmediatas.

Aunque los grandes medios siguen dominando la información, la atomizada prensa electrónica emite versiones mas imparciales de la actividad política. Los jóvenes ya no se creen el cuento de la diferencia entre demócratas y conservadores. Para ellos todos son iguales.

Saben que el término “ultraizquierda” se trompetea para meter miedo y su antónimo “ultraderecha” no pasa de ser un descalificativo.

Si bien el grueso del contenido de las campañas electorales ha dejado de ser las promesas, los problemas de toda la vida siguen sin resolverse. Los estadistas son una especie en extinción y los demás políticos no califican para ser referentes.

La ideología socialista enraizó el odio contra los ricos, pero las generaciones actuales idolatran a empresarios como Bill Gates de Microsoft, Elon Musk de Tesla y a Steve Jobs de Apple. Y ni hablar de los influencers, pues les hacen creer lo fácil que podrían ganar dinero. Es una ilusión, pero sirve de estímulo a su creatividad e instinto emprendedor para iniciar sus propios proyectos partiendo de cero.

Desaparecida la adrenalina consustancial a los aprestos de cambiar el sistema capitalista, la política se ha vuelto lenta e inmutable salvo cuando emergen políticos de espectáculo como Donald Trump, Bolsonaro, Milei o Bukele.

Por contra, la juventud es rápida, cambiante y está poseída por una sensación de inmortalidad. La era digital con sus innovaciones le está proporcionando una alternativa de realización por iniciativa propia. Su victoria económica y social ya no depende de un partido político ni de unas elecciones.

Por: José Café
robert539@hotmail.com