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Adobo taíno

Adobo taíno

Juan B. Nina

Por: Juan B. Nina
b.minajuan@gmail.com

Los indígenas tuvieron a su alcance los adobos naturales, con los cuales hicieron todas sus comidas, la sal, que podían obtener directamente del mar o sal mineral, ya que disponían de minas de excelente sal gema.

“Para obtener sal, evaporaban el agua del mar” según Carlos Larrazabal Blanco. Otras fuentes nos afirman que cuando los indios se refugiaban en “las cimas de las montañas” salaban con las cenizas de los fogones. Algunas personas de la región sur nos informaron que en los tiempos del cimarronaje, las comidas hervidas se salaban añadiéndole un pedazo de yaguacil de las palmeras al agua, tomando los víveres un color medio azul.

Fernando Ortiz, citado por José Juan Arrom escribe: “Entre los indios de las guayanas, el tabaco suele ser mascado, para lo cual se mezcla con ciertas cenizas de gusto salado que se obtienen de una especie de alga (maurera fluvialis, aubl.) que se recoge junto a las cascadas de los ríos, llamada por los indios Weya”, pongo el ejemplo para señalar el uso de las cenizas de diferentes plantas por los aborígenes como condimento salobres.

Con el ají picante o caribe y el ají dulce, el que llamamos gustoso que para ellos era axi y el humo de algunas leñas, que producían olores especiales en el asado; con estos tres elementos más la acción del fuego directo o indirecto, prepararon ellos todas sus comidas.

El Nacional

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