Trujillo no podía ser Rubirosa, al menos podía beneficiarse de él; y en un giro extraño el dictador buscó captar y mercadear la atracción de Rubirosa en el extranjero.
En 1956 apareció un artículo en una revista norteamericana (insertado por Trujillo) en el que se promocionaban las virtudes de un tónico dominicano para la disfunción eréctil.
Es probable que Trujillo obtuviera ese brebaje popular de las hierbas de los curanderos dominicanos, quienes prescribían ese tónico abundantemente.
El gobierno registró la marca del tónico (que venía de la frontera con Haití) como un afrodisiaco; Trujillo lo produjo en su propia fábrica y encontró una empresa de Texas que mercadeó y distribuyó el “Pegapalo Fortidom” en Estados Unidos.
Adornado con el retrato y el nombre de Rubirosa, ese “elixir de virilidad” creó una verdadera moda masculina en Estados Unidos, que claramente derivaba de la notoriedad de Rubirosa como gran amante.
También se creó un activo mercado negro entre la empleomanía del Palacio Nacional, quienes secretamente trasegaban el líquido para venderlo; el brebaje incluso inspiró bebidas, chistes y merengues”. Ver Lauren Derby.