El violento rechazo a pedradas, botellazos y con otros objetos a un operativo de inspectores de Migración contra indocumentados en Cristo Rey es una reacción que tiene muchas lecturas.

El organismo dijo que los ataques, protagonizados por motoristas dominicanos, se produjeron tras la detención de un haitiano que no tenía sus documentos en regla.

Pero circulan versiones, incluso respaldadas por exfuncionarios de Migración, que atribuyen operativos a los inspectores para extorsionar a extranjeros, sobre todo haitianos, tengan o no sus documentos al día.

De todas formas el incidente representa un punto de inflexión para el organismo observar la mayor prudencia en los operativos contra indocumentados.

Las mismas presiones internacionales para que el país flexibilice las repatriaciones de indocumentados sugieren que en las interdicciones los inspectores procedan con el mayor comedimiento y respeto a los derechos humanos para evitar dar de que hablar.

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Sin rechazar la versión sobre el ataque en Cristo Rey a los inspectores, no parece que la violenta reacción, que pudo tener graves consecuencias, se generara sin algún motivo.

Bien haría el director de Migración no solo en ordenar una investigación sobre el incidente, sino instruir a los inspectores para evitar excesos que puedan servir de pretextos para calumniar al país.

La prudencia y apego a las leyes no significan ceder en el derecho a las repatriaciones de extranjeros indocumentados.