El presidente Luis Abinader anunció anoche la buena nueva de que el Gobierno no someterá una reforma tributaria ni aumentará impuestos, al proclamar que la única prioridad será la recuperación económica por vía de reducción del gasto improductivo y la promoción de inversiones.
En vez de presionar un aumento del ingreso público por vía de impuestos, el jefe del Estado apuesta por consolidar la calidad del gasto, porque no es el momento de pedir a los dominicanos más sacrificios por vía de nuevas cargas fiscales.
Ese anuncio presidencial devuelve el sosiego que la ciudadanía había extraviado por los constantes anuncios y rumores sobre una supuesta propuesta oficial de reforma fiscal, que incluso se llegó a decir que se aprobaría este mismo año y que abarcaría una gran cantidad de bienes y servicios.
En un discurso a la nación el Presidente ha reconocido que una reforma tributaria no sería aconsejable frente al impacto que tienen sobre la economía doméstica el incremento exponencial de los precios internacionales del petróleo, de productos de alimentación básica o de materias primas para fertilizantes.
Sin entrar en consideraciones sobre la necesidad o no de un reajuste fiscal, como ha dicho el Presidente, no están dadas las condiciones para una acometida de ese tipo, por lo que el remedio inmediato debe aplicarse por el lado del gasto, más que por el ingreso.
El mandatario presentó lo que puede definirse como armoniosa combinación entre estadísticas referidas a reducción del gasto público y sobre la recuperación de la economía, toda vez que una cosa tiene incidencia sobre la otra y permiten postergar cualquier gestión de reforma fiscal.
Abinader dijo que los gastos no esenciales disminuyeron 255 % con respecto al año anterior, con un ahorro superior a los 27 mil millones de pesos, incluidos gastos en publicidad que se redujeron en más de un 70 %, al bajar de más de 5,490 millones de pesos a 1,612 millones, en tanto que el PIB nacional alcanzó un 12 %.
El Presidente fue portador anoche de un alentador anuncio, de que no habrá aumento de impuestos, lo que ayuda a despejar un denso panorama de angustia e incertidumbre ciudadana motivado por el temor de una reforma fiscal, espada de Damocles que llegó a colocarse cobre el cuello de la población.
