Articulistas

América y el Caribe

América y el Caribe

Jose Manuel Castillo

La relevancia de la integración en América Latina y el Caribe radica en los vínculos ya establecidos en el contexto de la región que pueden servir de base para generar un mayor desarrollo y lograr beneficios significativos” . (S.A Cabarcas, 2012).

No obstante, la región que cuenta con características especiales, para unificarse en torno a un proyecto integracionista, no ha logrado elevar el interés político regional por encima de los intereses particulares, que permita erigirse como un actor unificado ante la comunidad internacional.

A diferencia de la Unión Europea que debe comunicarse en base a más de una decenas de idiomas con costumbres, historias, tradiciones y culturas de las más diversas, nuestra región en un 80% cuenta con una misma línea comunicacional, hábitos y tradiciones. América Latina y el Caribe comparten una misma historia de dolor, vicisitudes, venturas y calamidades que les proporcionan ventajas comparativas frente a otros esquemas de integración, que aún no ha sabido capitalizar.

El dilatado proceso de integración se ve obstaculizado por múltiples factores de carácter internos y externos; destacándose como la primera gran causa interna el apego a la soberanía; que nos ha impedido crear mecanismos supranacionales de convergencia de políticas integracionistas.

Aún no se ha hecho conciencia de que la cesión parcial de soberanía dada en el marco de un órgano supranacional a los fines de facilitar la operatividad de la integración regional se traduce en beneficio para todos, porque el bienestar de la región termina impactando todo el tejido económico, social, medioambiental, cultural y humano de los países parte de un sistema de integración.

Así, el famoso plato de espagueti caracterización que dio Boleguiti a los esquemas regionales, ha impedido avanzar hacia un proceso unitario de integración. Esto en cierto modo, está relacionado con el espíritu y la cultura caudillista que subyace en el subconsciente del liderazgo regional. “Se prefiere ser cabeza de ratón, antes que ser cola de león”.

Actitud que viene avalada por la explotación de la ignorancia de los pueblos latinoamericanos y caribeños que carecen de conocimientos y conciencia política sobre la trascendencia de la integración regional, para su buen vivir.

Revelador impacto causa la falta de institucionalización en el fortalecimiento de la integración regional. Las instituciones precariamente funcionan y hay notables reticencia a cumplir los mandatos.

Actualmente, hay varias corrientes de pensamiento respecto al proceso de integración; una primera, altamente conservadora considera que la integración propiamente no es posible. Otra apuesta a una menguada voluntad política, para lograr la integración regional; y una tercera, que suscribimos nos plantea que, la integración no solo es posible, sino, que es un imperativo si queremos alcanzar el desarrollo y superar los flagelos del subdesarrollo, pobreza, indigencia y la violencia en la región. Lo que nos conduce a rechazar categóricamente la visión pesimista de esta temática. Sin dudas, la integración ha sido un proceso tortuoso y lento, pero no imposible.

Consideramos sin embargo, que una real voluntad política es fundamental en la concreción de dicho proceso. De ahí que, sin la superación del sesgo ideológico, la vocación injerencista y la colonización psicológica que nos hace serviles a los intereses foráneos, ajeno a la agenda nacional de desarrollo; no será posible la unidad latinoamericana, y en consecuencia, la integración seguirá teniendo serias dificultades.

Por: José Manuel Castillo
embajadorcastillo@gmail.com

El Nacional

La Voz de Todos