Este postre ha servido de sustento a muchas familias dominicanas
No es de extrañar que con el simple hecho de mencionar la palabra arepa las papilas gustativas se pongan en acción, y aparezca el antojo de comerse un pedazo, googleando la receta, o simplemente llamando a la “vieja” (mamá) para ofrecerle los ingredientes a cambio de la mano de obra.
Muchas costumbres desaparecen con el paso del tiempo, pero otras se han mantenido intactas. Aun en diversos barrios de Santo Domingo y del interior del país, de 2:00 a 5:00 de la tarde, o hasta que se agote el producto, se comercializa este delicioso postre de los dominicanos.
Este pastel denso, pero suave, creado con pocos ingredientes, y de sabroso resultado, ha servido de sustento para muchas familias dominicanas. Un ejemplo palpable es doña Australia, quien le ha endulzado la tarde a la barriada de Capotillo con sus famosas arepas desde 1979, con lo cual mantuvo a sus dos hijos, ayudó a su esposo con el sustento del hogar, y ganó una fija clientela de diversas generaciones.
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“Hago la arepa en la mañana y después de las 12:00 del mediodía comienzo a partirla. Muchos la compran como merienda, otros para la cena de los hijos y otros para llevarse a la oficina”. Cuenta que “aunque la cosa no está buena, pues todo ha subido”, algo se pica con la venta de la arepa. “Antes venían con 5 pesos y se le daba un mabí y un pedacito de arepa, pero todo cambia”.
A pesar de su avanzada edad, pues ya se encuentra en sus 90 y tantos años, no ha dejado de preparar arepa, en sus versiones dulce y salada, pues afirma que su preparación no es tan complicada, y aunque los tiempos han cambiado, cuando tiene la oportunidad la prepara a la antigua: en un caldero a fogón, con una tapa de metal y encima de esta carbón, como la conocida expresión “candela por arriba y candela por abajo”.
“Así la hago cuando consigo carbón, cuando no, vuelvo a lo moderno, en la estufa”, manifestó mientras contaba historias de cómo se vivía en aquellos años.
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Así como los moradores del referido barrio, residentes en el exterior han hecho del puesto de arepa de doña Australia una visita obligada cuando se encuentran en el país, y es que la simplicidad, ha convertido a la tan deseable compañera inseparable de una taza de café, avena, te o chocolate caliente, en un atractivo turístico gastronómico, que no solo se encuentra al pasearse por la barriada, también al hacer turismo interno.
Camino al interior, en especial durante el trayecto de la carretera La Vega-Jarabacoa se encuentran pequeños puntos de ventas de arepa, donde el color dorado de ésta atrae a turistas extranjeros y nacionales, quienes se detienen a probar esta herencia gastronómica que según la Academia Dominicana de Gastronomía, ya se consumía en la época precolombina.
Para el Chef Leandro Díaz, este versátil platillo, puede internacionalizarse, debido a sus particulares características. “La arepa, al igual que muchos platos de República Dominicana se deben trabajar, porque como tal son sabrosos y deliciosos, lo interesante fuera probar arepa fusionada”.
Agregó que “es un plato que debemos seguir trabajando para que las nuevas generaciones se interesen en conocerla, probarla, y que se continúe con su elaboración. La arepa tiene futuro”.
Vitaminas
La arepa posee Vitaminas C, E, B1 y B3, gracias a la leche de coco, un alto contenido de minerales como potasio y magnesio, debido a las pasas, y fósforo, zinc, hierro y calcio, gracias a la materia prima de este plato: la harina de maíz.
