Con la ayuda humanitaria a la franja de Gaza distribuida desde aviones, Estados Unidos reconoce la hambruna que padece la población, pero también trata de relegar el genocidio del Gobierno israelí al disparar contra una multitud que buscaba alimentos en un centro de la ONU.

Washington, que ha planteado incluso explorar una ruta marítima para llevar ayuda a los residentes en Gaza, sin embargo se ha opuesto reiteradamente no solo a una condena a los crímenes del Gobierno de Israel, sino a un cese de los ataques militares.

Además de condenar con indignación la masacre en territorio palestino, occidente y los organismos internacionales han reclamado una investigación sobre los bombardeos de Israel al centro de ayuda alimentaria que causaron la muerte a más de 100 personas, en su mayoría mujeres y niños.

Desde que comenzaron los ataques a Gaza, tras los atentados en Israel del 7 de octubre, se calcula que más de 30 mil personas han muerto.

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Estados Unidos ha clamado por un arreglo que incluya la liberación de los rehenes capturados por el grupo terrorista Hamás, pero la intervención ha sido tímida.

Ahora, después de la conmovedora matanza de palestinos que hacían filas para buscar comida, Washington ha lamentado el suceso y optado como alternativa en distribuir ayuda humanitaria por la vía aérea. Pero no ha asumido una posición firme para condenar el genocidio del Gobierno de Israel ni para propiciar un alto al fuego.