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Joseph Caceres

Musical Company

De las cosas que hago cuando viajo a New York desde hace tiempo, es agenciarme con anticipación las boletas de entrada a las obras musicales que se presentan en Broadway.

Algunos colegas, que a veces me acompañan, se quedan solo viendo los combos que se presentan en las discotecas o en los teatros del Alto Manhattan, desdeñando las palpitaciones del corazón de Nueva York que son los teatros de Broadway, del Time Square,  del off Broadway, o el off, off, Broadway, que también conviene visitar.

El caso es que he podido ver en Broadway sus musicales más emblemáticos, como Mama’s Mia, The Lion King, West Side History,  Aladdin, El Fantasma de la Opera, Chicago, Hairspray, Miss Saigón, Mary Poppins, Cats, Los Miserables, La Bella y la Bestia.

Había visto ya a Company una comedia musical estrenada en Broadway en 1970 con guion de George Furth, música y letra de Stephen Sondheim, nominda 14 veces al premio Tony, de los que ganó seis, entre ellos, el Tony a mejor musical.

Y ahora la he visto aquí, bajo la producción de Camilo Then y Joyce Roy,  con un elenco dominicano en la sala Manuel Rueda  del Parque Iberoamericano, que estuvo lleno en la noche del viernes, pese a que no es un lugar habitual, pero que sin duda, cumple los requisitos para una puesta en escena de esa naturaleza.

La trama gira en torno a Robert “Bobby”, quien es el último soltero de su grupo de amigos casados, quien tras cumplir 35 años, sus amigos le preparan una fiesta sorpresa, incitándolo a pedir un deseo.

El rol principal es encarnado en la versión criolla por Alejandro Espino, quien ya ha tenido la experiencia de otros musicales como “Casi Normales”, “Una vez en esta isla”, “Godspell”, “Jesucristo Superstar”, “La Familia Addams”.

Cuando uno ha visto el original tiende a establecer comparaciones, pero lejos de ello creo que lo importante es establecer el desempeño dentro del marco de lo local sin mediciones referenciales que por lo general tienen a prejuiciar las ideas y opiniones.

Pienso que Espino asumió con propiedad su rol, al igual que casi todos los del staff, aunque no dejo de reconocer que muchos no asumieron con el debido rigor su papel y se comportaron como los estudiantes que los viernes participaban de las veladas escolares.

El tufillo de “aficionados” se dejó sentir en la sala.

Pero bueno, dadas las condiciones, y tratándose del primer musical, en medio de la pandemia, (porque no hemos salido de ella), creo que algunas de las malas actuaciones se pueden chancear, porque en conjunto estuvo buena la puesta en escena del espectáculo musical.

Por: Joseph Caceres
josephcaceres.net

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