Los trabajadores del entretenimiento pertenecen al sector más sufrido por la pandemia del Covid 19, por todas las limitaciones impuestas, que hicieron quebrar establecimientos de espectáculos, restaurantes y empresas dedicadas a la actividad.

De manera estoica la gente del sector del entretenimiento soportó las imposiciones de los dos últimos años.
Hasta que llegó el renacer que posibilitó el crecimiento de la esperanza.

La gente encerrada por la pandemia aprendió a valorar lo importante que es la diversión y el esparcimiento, que consideraban perdido, y por ello con la apertura se ha volcado hacia todo lo que se mueva o cante, dando por resultado una asistencia masiva a todos los shows y espectáculos que se presentan.

La gente del show business se está recuperando con creces de la época del confinamiento, a tal punto que hasta orquestas y figuras que habían desaparecido, han emergido nueva vez.

Hay un boom con el espectáculo. Un auspicioso renacer…

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Pero, !oh, destino!. No bien la gente del sector se está recuperado del trauma sufrido por la pandemia, cuando el flamante ministro de Interior y Policía ha decido adoptar medidas que perjudican el sector, como ha sido la limitación de venta de bebidas alcohólicas, en un pretendido afán de responsabilizar la actividad de los actos delictivos que dejan mal parado al ministerio y a este gobierno.

Demasiada estulticia de un Ministro de Interior y Policía que no ha dado pie con bola en el cargo, que está inscripto en la lista de los malos funcionarios que ha tenido este gobierno.

Pero qué bueno que legisladores como Bolivar Valera, perteneciente al sector artístico, le han salido al frente.
Se ha creado el estigma de que artistas en funciones públicas, congresionales, nunca han dado la cara, ni aportado nada para el sector.

Por suerte tenemos a Bolivar Valera (El Boli) en la Cámara de Diputados, y a Héctor Acosta (El Torito), en el Senado.