En 1981 asistí, como estudiante de término de medicina, a una de las asambleas que presidió mi maestro y líder histórico de a Asociación Médica Dominicana (AMD), Marcelino Vélez Santana en medio de la larga huelga médica que terminó con el abandono de los hospitales. Posteriormente vivimos, ya como médicos, las grandes jornadas de lucha que escenificaron Erasmo Vásquez, Fidel Mejía y Altagracia Guzmán.
Eran los años gloriosos de la centenaria AMD y el adversario único e indiscutible era el gobierno, a este se le exigía el necesario aumento salarial, las mejoras de los servicios en los hospitales y de ñapa, para que no digan, una mejor atención en salud para la población. Aún así eran años de sinceridad, de apegarse a los principios, así pasamos por presidencias ejemplares como las de Eusebio Garrido, Jorge Chahín, Anulfo Reyes, César Mella y Santiago Castro Ventura.
Aunque siempre con matiz político, primaba el gremialismo, el defender la clase médica y los dirigentes más aguerridos eran una especie de héroes con capas.
Asistí a una asamblea trascendental del relevo de aquella gloriosa AMD, el Colegio Médico Dominicano(CMD), y el contrincante a derrotar ahora son las ARS, el malo de la película no es el ministro de salud, sino un superintendente que nos regaló la Seguridad Social el cual procura brindarle otra fuente abundante de ingresos a esos pulpos insaciables que son las ARSy los grandes emporios financieros que las sustentan, con la cacareada y mal entendida Atención Primaria.
El gobierno, representado por el ministro, el director del Servicio Nacional de Salud y el Presidente de la República recibieron pequeños dardos y las figuras del gremialismo presente se crecen en discursos ambiguos que no permitendiferenciar si son empresarios, funcionarios o gremialistas.
Salí contento de la Asamblea, la sangre no llegó al río y se avisora una mejor adecuación del sector salud en el que quiere ser protagonista el escribe “algo más que salud”.