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Benedetti, adiós al poeta del compromiso

Benedetti, adiós al poeta del compromiso

Nació en Uruguay, porque en algún lugar tenía que nacer, pero no era un ciudadano de ese país, ni siquiera de América, tampoco de Europa, ni creo que del planeta, sino del Universo.

Hablaba de la muerte en sus poemas y en su narrativa, igual que abordaba temas de amor, retrataba su adolescencia y denunciaba las injusticias sociales.

Su mención de la muerte era para soportar ese fin obligado. “Admitir la muerte es un modo de restarle importancia”, llegó a decir en más de una ocasión Mario Orlando Hamlet Hardy Brenno Benedetti (Mario Benedetti).

Este hombre universal había nacido el 14 de septiembre de 1920 en Paso de los Toros, Uruguay. Admirado por miles a lo largo del mundo, muchos latinoamericanos encontraron en sus poemas palabras para declaraciones de amor, o fortalecer el espiritual y enfrentar las injusticias y las dictaduras propias de los gobiernos latinoamericanos de décadas atrás.

Autor de más de 80 libros, entre poesía, novela, cuento, ensayo y teatro, no hay dudas de que Benedetti fue un prolífero intelectual y es considerado el verdadero cronista de Montevideo y de su tiempo.

José Emilio Pacheco en el prólogo de sus Cuentos completos lo definió  no sólo como un escritor “sino una vasta y compleja literatura con su pluralidad de géneros y su unidad secreta”.

En tanto el premio Nobel de literatura, José Saramago, lo definió como un hombre de carácter humano extraordinario, enfatizó: “Hemos perdido y hemos ganado, porque están ahí sus libros, que afortunadamente nos sobreviven”.

De la obra de Benedetti destacó su diversificación; poesía, cuentos, novelas…, “ha escrito todo, tenía una capacidad de trabajo extraordinaria, y con su genio, su talento y su coraje podemos decir que ha sido una obra muy hermosa”.

Tras varios amagos, la muerte lo encontró postrado a los 88 años en su casa de Montevideo el pasado domingo.

Reproducimos para Semana tres de los poemas de Benedetti que más se popularizaron en República Dominicana.

Hagamos un trato

  Cuando sientas tu herida sangrar

  cuando sientas tu voz sollozar

  cuenta conmigo.

 (de una canción de Carlos Puebla)

Compañera, usted sabe

que puede contar conmigo,

no hasta dos ni hasta diez

sino contar conmigo.

Si algunas veces

advierte

que la miro a los ojos,

y una veta de amor

reconoce en los míos,

no alerte sus fusiles

ni piense que deliro;

a pesar de la veta,

o tal vez porque existe,

usted puede contar

conmigo.

 

Si otras veces

me encuentra

huraño sin motivo,

no piense que es flojera

igual puede contar conmigo.

 

Pero hagamos un trato:

yo quisiera contar con usted,

es tan lindo

saber que usted existe,

uno se siente vivo;

y cuando digo esto

quiero decir contar

aunque sea hasta dos,

aunque sea hasta cinco.

No ya para que acuda

presurosa en mi auxilio,

sino para saber

a ciencia cierta

que usted sabe que puede

contar conmigo.

Yo no te pido

Yo no te pido que me bajes

una estrella azul

sólo te pido que mi espacio

llenes con tu luz.

 

 Yo no te pido que me firmes

diez papeles grises para amar

sólo te pido que tú quieras

las palomas que suelo mirar.

 

 De lo pasado no lo voy a negar

el futuro algún día llegará

y del presente

qué le importa a la gente

si es que siempre van a hablar.

 Sigue llenando este minuto

de razones para respirar

no me complazcas no te niegues

no hables por hablar.

 Yo no te pido que me bajes

una estrella azul

sólo te pido que mi espacio

llenes con tu luz.

“La muerte es una

presencia y la barajo en conexión a lo que es la muerte para otros, no

sólo para mí. Pienso que una de las formas de

sobrellevar la idea de la muerte es darle la cara, hablar de ella,

dialogar con ella”.  M.B.

 

DESAPARECIDOS

Están en algún sitio / concertados

desconcertados / sordos

buscándose / buscándonos

bloqueados por los signos y las dudas

contemplando las verjas de las plazas

los timbres de las puertas / las viejas azoteas

ordenando sus sueños sus olvidos

quizá convalecientes de su muerte privada

 

Nadie les ha explicado con certeza

si ya se fueron o si no

si son pancartas o temblores

sobrevivientes o responsos

 

 Ven pasar árboles y pájaros

e ignoran a qué sombra pertenecen

 

Cuando empezaron a desaparecer

hace tres cinco siete ceremonias

a desaparecer como sin sangre

como sin rostro y sin motivo

 

vieron por la ventana de su ausencia

lo que quedaba atrás / ese andamiaje

de abrazos cielo y humo

 

 Cuando empezaron a desaparecer

como el oasis en los espejismos

a desaparecer sin últimas palabras

tenían en sus manos los trocitos

de cosas que querían

 Están en algún sitio / nube o tumba

están en algún sitio / estoy seguro

allá en el sur del alma

es posible que hayan extraviado la brújula

y hoy vaguen preguntando preguntando

dónde carajo queda el buen amor

porque vienen del odio

Si Dios fuera una mujer

  ¿y si Dios fuera una mujer?

    -Juan Gelman

 

¿Y si Dios fuera mujer?

pregunta Juan sin inmutarse,

vaya, vaya si Dios fuera mujer

es posible que agnósticos y ateos

no dijéramos no con la cabeza

y dijéramos sí con las entrañas.

Tal vez nos acercáramos a su divina desnudez

para besar sus pies no de bronce,

su pubis no de piedra,

sus pechos no de mármol,

sus labios no de yeso.

Si Dios fuera mujer la abrazaríamos

para arrancarla de su lontananza

y no habría que jurar

hasta que la muerte nos separe

ya que sería inmortal por antonomasia

y en vez de transmitirnos SIDA o pánico

nos contagiaría su inmortalidad.

Si Dios fuera mujer no se instalaría

lejana en el reino de los cielos,

sino que nos aguardaría en el zaguán del infierno,

con sus brazos no cerrados,

su rosa no de plástico

y su amor no de ángeles.

Ay Dios mío, Dios mío

si hasta siempre y desde siempre

fueras una mujer

qué lindo escándalo sería,

qué venturosa, espléndida, imposible,

prodigiosa blasfemia.

 

“La propaganda es una

formidable vendedora de sueños, pero resulta que

yo no quiero que me

vendan sueños ajenos, si no sencillamente que

 se cumplan los míos”, M.B.

El Nacional

La Voz de Todos